El pasado fin de semana, Chile llevó a cabo un proceso de elecciones inédito en su historia.
En dos días votó por nuevos alcaldes, concejales y gobernadores, así como elegir a los 155 convencionales para la Convención Constitucional encargada de redactar la nueva constitución.
Los resultados electorales fueron una sorpresa para toda la clase política chilena, en especial para los partidos tradicionales de izquierda a derecha. La participación electoral, a pesar de ser una de las elecciones más importantes en la historia contemporánea de Chile, apenas alcanzó un 43%.
Este resultado es muy inferior al número de electores que concurrieron al plebiscito del pasado mes de octubre.
Una participación insignificante y descalabro de los partidos principales
Los resultados fueron desastrosos tanto para la coalición oficialista (de centro derecha), como para la oposición de centro izquierda. Los primeros no alcanzaron el tercio de la convención, quedando reducidos a casi 40 constituyentes.
Los partidos de centro izquierda, que, en su momento, gobernaron Chile por más de 20 años, sufrieron un descalabro aún mayor.
Su participación dentro de la asamblea quedó reducida a un poco más de 20 convencionales constituyentes. Un ejemplo de esta debacle electoral es la derrota sufrida por el Partido Demócrata Cristiano, que solo pudo elegir dos miembros constituyentes.
Una Convención Constitucional dispersa y revolucionaria
La gran sorpresa de la elección fue el triunfo de candidatos independientes, agrupados en diferentes listas.
Estos independientes, si bien no son militantes en partidos políticos, en su gran mayoría pertenecen a agrupaciones y movimientos sociales de clara tendencia revolucionaria.
La elección también consolidó el pacto entre los comunistas y el progresista Frente Amplio, quienes pasan a ser en la práctica la única oposición partidista que logra triunfar tanto en las elecciones de constituyentes, municipales y de gobernadores.
La nueva izquierda marcará la radicalización de la asamblea constituyente
El triunfo de la izquierda comunista-frente amplista ha provocado una gran crisis en los viejos partidos centro izquierdistas; hasta tal punto que casi todos los precandidatos presidenciales de dichas colectividades declinaron a sus candidaturas.
Esta reacción se produjo como efecto de los pésimos resultados obtenidos en los recientes comicios.
Con un gobierno fantasma, una derecha desmoralizada y una radicalización política en ascenso, no se prevé un desarrollo normal en el trabajo de la nueva convención constitucional.
FARO/Círculo Tradicionalista Antonio de Quintanilla y Santiago