Nuestra Señora de La Estrella

cortesía del departamento de comunicación de la alcaldía de La Estrella, Antioquia, Colombia

LA ESTRELLA, COLOMBIA-Entre las muchas historias que circulan en el argot popular sobre la fundación del municipio de La Estrella (Antioquia, Colombia), figura la del retablo que reproduce a nuestra señora de Chiquinquirá, el cual tiene una diferencia con respecto al que se encuentra en la ciudad boyacense: una estrella al lado derecho de la Madre de Dios. Dicho retablo tiene una edad similar al venerado en Chiquinquirá y se le atribuyen milagros, pero, más allá del plano espiritual, también es el símbolo por excelencia de esta población, situada al sur del poniente del valle de Aburrá.

La devoción a la Chinca, en este pueblo, nace al mismo tiempo que él. Hay que recordar que el ahora municipio de La Estrella fue fundado el 4 de septiembre de 1685, diez años después de la fundación de la Villa de La Candelaria de Medellín, como resguardo indígena en virtud de las llamadas Leyes de Indias, las cuales exigían a los mandatarios de ultramar la creación de territorios exclusivos para la habitación y sustento de los grupos nativos.

La orden, dada por el entonces gobernador de la provincia de Antioquia, Francisco Carrillo De Albornoz, fue ejecutada, según varios relatos, por dos indígenas: Diego Antonio de La Cruz y Eusebio Jiménez, los cuales tomaron posesión de aquellos territorios en el sitio hoy llamado Sabaneta, haciendo honor a las palabras del decreto del gobernador Carrillo «He tenido por bien de ambas majestades y bien de la causa pública, reducir y congregar dichos indios Anaconas a población y para ello, en virtud de la facultad y poderes reales que tengo desde luego: erijo y crío pueblo, con nombre de Nuestra Señora de La Estrella…» Y así nació el resguardo indígena, que duraría hasta que la república lo desmontó y convirtió en municipio, en el año de 1833.

«Sobre la montaña, como una bandera que porta la Virgen de Chiquinquirá, con  su cielo al hombro, avanza La Estrella buscando el futuro para la heredad» reza el coro del himno municipal, compuesto por el poeta antioqueño Jorge Robledo Ortiz. Este coro da a entender la magnitud de la importancia que tiene la veneración a Nuestra Señora en este pueblo.

Desde inicios del siglo XIX, el retablo de Nuestra Señora fue tomando fuerza en el Aburrá y el pueblo se convirtió en lugar de peregrinación en torno a esta venerada imagen, debido a que se le comenzaron a atribuir hechos milagrosos. Las romerías comenzaron a sucederse una tras otra, las diferentes expresiones de piedad y el jolgorio y la algarabía comenzaron a identificarse como asociadas frente a la veneración de esta imagen.  

A inicios del siglo XX, comienza la construcción de la actual basílica menor, erigida como tal por Juan Pablo II en 1990. Pero, este no es el hecho más importante de la historia mariana del municipio de La Estrella, ya que el 13 de septiembre de 1959, Juan XXIII dispuso la coronación del retablo de nuestra señora de manera solemne y canónica, en una ceremonia presidida por el entonces nuncio apostólico en Colombia. Aquella muestra de la realeza de la madre de Dios le otorgó relevancia a La Estrella que, con ello, volvió a identificar su origen con el auxilio de los cristianos.

Una de las estrofas del himno municipal da cuenta del primer sacerdote o cura de almas que tuvo el resguardo, el cual llegó, según el libro parroquial, en 1692 «muchos años hace, pueblito querido, que la voz del cura Mejía Tobar, en latín antiguo, bendijo el camino que unía las almas con el Romeral». Aquí se habla de Juan Mejía de Tobar, que tuvo gran importancia en esa labor evangelizadora, de adoctrinamiento de los nativos en la santa fe católica. Es seguro que la imagen de nuestra señora de La Estrella fue potenciada en gran medida por los sermones del padre Mejía. El Romeral mencionado es la montaña sobre la cual está recostado el municipio y es hoy una reserva ecológica de gran importancia para el valle de Aburrá.

Esta vocación mariana del municipio, así como su vocación ambiental, son resaltadas bajo el lema «ciudad santuario» que se forjó como un programa entre las parroquias del municipio, especialmente el padre Juan Jaime Henao, quien comandaba la basílica menor y el alcalde de ese entonces, Carlos Alberto Muñoz. Y es que La Estrella es un santuario natural consagrado a Dios a través de su Madre, adornado con los más hermosos revestimientos naturales que le son dados a través de una montaña y una extensa biodiversidad. La Estrella es la cátedra del amor de Dios.

Antes de finalizar este reportaje, se consigna la oración que los siderenses –gentilicio de los habitantes de La Estrella- han rezado por más de trescientos años a Nuestra Señora:

Mis oraciones hacia Ti levanto, amparo de los pobres pecadores, dulcísima Señora en mi quebranto. Reina del cielo, escucha mis clamores, atiende mi plegaria fervorosa, da consuelo y alivia mis dolores. Endulza mi amargura y presurosa la paz a mi alma atribulada envía, oh Madre de mi Dios tan poderosa. Sálvame del pecado, Madre mía, de la virtud enséñame el camino, enséñame del bien la santa vía. Solitario y errante peregrino a tu amparo me acojo, gran Señora: mándame de la gracia el don divino. Piedad, piedad, a quien su culpa llora, a quien a Ti de hinojos, compungido, reclama tu perdón, tu gracia implora. A Ti se acoge mi espíritu afligido, de sus males en busca de consuelo. Oye, Madre, mi acento dolorido, sálvame por piedad y dame el cielo.

Pues sois de los pecadores el consuelo y la alegría ¡Oh, Madre clemente y pía, escuchad nuestros clamores!

Adrián Esteban Hincapié. Círculo Tradicionalista Gaspar de Rodas