Comunicado oficial del Círculo Tradicionalista Antonio de Quintanilla y Santiago

Diario La Nación (Chile)

ATTENDE DOMINE, ET MISERERE, QUIA PECCAVIMUS TIBI

A los hermanos de todas las Iglesias, especialmente en nuestro golpeado Chile como en las Españas:

Estamos bajo un ataque revolucionario. No es un ataque contra la inequidad y la indolencia −como imagina la masa ilusa− sino contra la justicia, la paz y la concordia.

Los horribles sacrilegios son el fruto cosechado desde hace 55 años cuando nuestra jerarquía eclesiástica dio vuelta la espalda a nuestro Salvador, reemplazando su altar por una mera tabla. El fracaso de los falsos pastores y jueces de la década del 60’ al intentar mejorar al hombre desde el hombre sin considerar a Dios, nos llevó a una ruptura institucional.

Para recuperarnos tuvimos que aceptar el disimulado yugo de plutócratas y demagogos, que son los causantes del actual quiebre entre nuestra sociedad y su representación política. Ello facilitó, desde 1990, el trabajo sistemático de agitadores y sectarios que desde sus lucrativas cátedras adoctrinaron a las nuevas generaciones en la idolatría profana del mundo posmoderno.

Es el enemigo de siempre, pero actualizado y más explícito que nunca en su afán de doblegar toda identidad que no remita a la anomia y el caos. La satánica confusión desatada hace un año y la incapacidad de la autoridad para imponerse “sin quedar mal”, posibilitaron un plebiscito que antes de ejecutarse ha cambiado ya el orden constitucional. Un mero paso del proceso en que primará la ideología por sobre cualquier auténtica necesidad nacional.

Lo sentimos por los más débiles y desposeídos que en los próximos años verán al país peor que nunca en sus vidas. El mal desatado nada podrá construir.

Buena parte de nuestro pueblo está engañado, quiere creer que no es tan terrible o que no queda otra alternativa para conseguir cambios. Esperamos que el devenir de los hechos permita tomar conciencia que lo que ayer parecía un despertar, hoy es interminable pesadilla.

El Episcopado que nos entregó es mucho más culpable, por ello se mantiene en silencio, preso de sus vergüenzas y falta de fe: no convoca a su grey a la legítima defensa.

Este espectáculo es celebrado por los más entusiastas activistas de una generación abortera y suicida. Los mismos que reniegan de todo origen y pasado no podrán llevarnos a ningún futuro, pues lo único que gozan es el desprecio y la mentira.

De los políticos nada esperamos. Máxime del simulacro de gobierno que ha sido cobarde para resguardar el orden e incapaz para asegurar bienestar.

Mas, nosotros, chilenos, vasallos de la Señora del Monte Carmelo e hijos del apóstol Santiago, sabemos bien donde han de terminar Jezabel, los moros, Acab y los profetas de Baal.

Hace medio milenio nuestra inmediata patria nació liberada por el Cordero que es a la vez León. A él nos encomendamos, a fin de reconquistar su suelo. Y en caso de ser llamados a una inevitable extinción, rogar como Sansón encadenado, para recordar a los salvajes que más temprano que tarde nadie se burla de Dios.

«Se sentará el Señor Rey para siempre: el Señor bendecirá a su pueblo con la paz». Salmo 28, 10, 11.

Círculo Tradicionalista Antonio de Quintanilla y Santiago.