ESTADO DE MÉRIDA, VENEZUELA- Desde hace varios días, distintos sectores de la república venezolana están sufriendo desastres de diversa magnitud a causa de la temporada lluviosa. Una de las regiones más afectadas es el Estado de Mérida.
La vicepresidente de la república, Delcy Rodriguez, ya reporta en las comarcas afectadas: 20 muertes, 800 viviendas damnificadas y algunos desaparecidos. La mayoría de los daños ocurrieron en el Municipio Tovar, donde el río Mocotíes creció y se desbordó.
El clero venezolano rápidamente se movilizó para socorrer a las poblaciones afectadas, especialmente a la localidad de Tovar. Para ello la jerarquía ha organizando múltiples colectas y enviando donaciones.
No obstante, Monseñor Luis Enrique Rojas, obispo auxiliar de la arquidiócesis merideña, denunció el 29 de agosto un entorpecimiento por parte de las fuerzas armadas a la llegada de la ayuda humanitaria.
Se presume que el motivo del bloqueo en un principio pudieron ser razones políticas, o incluso un intento de extorsión de parte de los funcionarios públicos.
Sin embargo, la arquidiócesis de Mérida ha denunciado por los medios de comunicación la situación en cuestión. Aguardan que se resuelva en favor de la caridad cristiana y del amparo de los afligidos.
Con el paso de los días, la ayuda ha ido llegando desde distintas vías y procedencias. Pero las poblaciones afectadas están muy lejos de recuperar lo perdido, y mucho más aún de tener la seguridad y tranquilidad que debería permitir la situación del país.
Esto no es más que otro episodio propio de la realidad venezolana. Los venezolanos sufren los abusos de las autoridades y los funcionarios públicos, en menoscabo de la ética y la moral, a quienes no les importa la situación de los desamparados con tal de procurar su propio beneficio.
FARO/Círculo tradicionalista de Venezuela. H. Hernández