A Message to Filipinos; Un mensaje para los filipinos

Procesión del Nazareno negro de Filipinas

original english version

(traducción al español más abajo)

As the usual nuisance of Philippine election is set to take place, Filipinos’ hope for a new leader that would lead them to a new dawn are intact. In fact, unscathed, making the current crisis have little to no impact on Filipinos positivity. Despite the unscientific mandates and draconian lockdowns handed to them, the Filipino spirit is more unyielding than ever. It is the spirit we inherited from Christianity and Spain, regardless of how the modern Filipino sees our past. None can deny that Christianity shaped Filipinos’ everyday way of life and thinking whilst Spain gave a true and unified identity that would carry us up to this present moment.

While we Filipinos continue our battle forward, we cannot survive let alone win without understanding the danger we face at the present time, Majority do not see the dangers of unrestrained Liberalism and the false promise of Communism. These threats are looming while we are preoccupied on «who» to vote on, which candidate is more relatable and which conforms more to the masses. When we equip ourselves with these wrong inclinations without protecting ourselves with proven principles from Christianity and followed by the lack of understanding of what transpired in human history, our confidence with authorities and government are always at stake and confusion is just second nature. This is where the divide and conquer paradigm sets in, it lures us to a different grasp of reality, the false dichotomies we are to force to side with fomenting an uprising and revolution; and we all know where it leads, it is for the dissolution of our society to cater the takeover of our adversaries with the full consent of the majority.

As time marches on, we are about to lose who we are, our culture, our way of life and God. Meanwhile, steady and precise plans for the takeover doesn’t stop from reaching its ultimate control. We need to wake up from this slumber and start defending ourselves and society, and we can only defend it when we stop confusing ourselves; Confusion only happens when we set aside our true identity, we are a Catholic nation because of Mother Spain, we are Filipinos because of Mother Spain, not everything was perfect during the Spanish Era, as Heaven is the only perfect place, The City of God, but they have gifted us civilization. we became too ungrateful and oblivious to the point we are destroying the most important aspect of life we possess. We are about to give up our sovereignty for the sake of modernity and «progress». Our adherence to false philosophies and ideas, fabricated stories and exaggerated propagandas are what made these threats and dangers close to happening.

The only temporal and political remedy is the acceptance of Christ as its King and a just social order will soon follow, The only proven solution for a paganic and materialistic society fully realized in Spain and Europe for millenia. While it is true that the real solution only comes from God hence «Do not put your trust in princes, in mortal men, who cannot save». He won’t allow His children in a state of a total disorder thus as the perfect Filipino saying goes «Nasa Diyos ang awa, Nasa Tao ang gawa». that God works through us and His chosen instruments to carry out His mission for the common good and salvation of many souls. We need to restore Christ and His principles in our society and everyday living, if we truly yearn for a better tomorrow in this world and on to the next. This coming election, it’s either you participate from the same old tactics from the liberals, the peddlers of most modern errors or start being the wise Filipino that you were destined to be, Catholic and Hispanic.  

The Virtues of Christianity are infused in our Filipino spirit that we have inherited, in fact it stands through the test of time and adversities. We were led astray by false promises because we have forgotten what it is to be a true Filipino and even more now when we try to find solutions from the spirit of the age and not from God. So again, It is in our hands to carry forward the banner of Christ, the same banner that Spain carried all throughout history or carry someone else’s flag and become their servant.

Renzó Medina, Círculo Carlista de Felipe II de Manila.

Versión en español

Ante la habitual molestia que suponen otras elecciones filipinas, la esperanza de los filipinos de contar con un nuevo líder que les lleve a un nuevo amanecer está intacta. De hecho, intacta, haciendo que la crisis actual tenga poco o ningún impacto en el buen ánimo de los filipinos. A pesar de los mandatos acientíficos y los cierres draconianos que se les han impuesto, el espíritu filipino es más inquebrantable que nunca. Es el espíritu que heredamos del cristianismo y de España, independientemente de cómo vea el filipino moderno nuestro pasado. Nadie puede negar que el cristianismo moldeó el modo de vida y el pensamiento cotidiano de los filipinos, mientras que España nos dio una identidad verdadera y unificada que nos llevaría hasta el momento actual.

Mientras los filipinos continuamos nuestra batalla hacia adelante, no podemos sobrevivir y mucho menos ganar sin entender el peligro al que nos enfrentamos en la actualidad. La mayoría no ve los peligros del liberalismo desenfrenado y la falsa promesa del comunismo. Estas amenazas se ciernen mientras estamos preocupados por «a quién» votar, qué candidato es más afín y cuál se ajusta más a las masas. Cuando nos equipamos con estas inclinaciones erróneas sin protegernos con los principios probados del cristianismo y seguidos por la falta de comprensión de lo que ocurrió en la historia de la humanidad, nuestra confianza en las autoridades y el gobierno seguirá en juego y la confusión será como una segunda naturaleza. Aquí es donde el paradigma de dividir y conquistar se pone en marcha, nos atrae hacia una comprensión diferente de la realidad, las falsas dicotomías nos obligan a ponernos de lado fomentando un levantamiento y una revolución; y todos sabemos a dónde conduce: a la disolución de nuestra sociedad para atender la toma de posesión de nuestros adversarios con el pleno consentimiento de la mayoría.

A medida que avanza el tiempo, estamos a punto de perder lo que somos, nuestra cultura, nuestra forma de vida y a Dios. Mientras tanto, los planes constantes y precisos para la toma de posesión no dejan de alcanzar su control definitivo. Necesitamos despertar de este letargo y empezar a defendernos a nosotros mismos y a la sociedad, y sólo podremos defenderla cuando dejemos de confundirnos; la confusión sólo se produce cuando dejamos de lado nuestra verdadera identidad, somos una nación católica gracias a la Madre España, somos filipinos gracias a la Madre España, no todo fue perfecto durante la Era Española, ya que el Cielo es el único lugar perfecto, La Ciudad de Dios, pero nos han regalado la civilización. Nos volvimos demasiado desagradecidos y olvidadizos hasta el punto de que estamos destruyendo el aspecto más importante de la vida que poseemos. Estamos a punto de renunciar a nuestra soberanía en aras de la modernidad y el «progreso». Nuestra adhesión a falsas filosofías e ideas, a historias fabricadas y a propagandas exageradas es lo que ha hecho que estas amenazas y peligros estén a punto de suceder.

El único remedio temporal y político es la aceptación de Cristo como Rey y pronto seguirá un orden social justo. Esa es la única solución probada para una sociedad pagana y materialista y fue plenamente realizada en España y Europa durante milenios. Es cierto que la verdadera solución solo viene de Dios −«No pongas tu confianza en príncipes, en hombres mortales, que no pueden salvar»−; y Él no permitirá que sus hijos queden en un estado de un desorden total por lo tanto como el dicho filipino perfecto dice «La misericordia está en Dios, el trabajo está en el hombre» (Nasa Diyos ang awa, Nasa Tao ang gawa) que Dios trabaja a través de nosotros y sus instrumentos elegidos para llevar a cabo su misión para el bien común y la salvación de muchas almas. Necesitamos restaurar a Cristo y sus principios en nuestra sociedad y en la vida cotidiana, si realmente anhelamos un mejor mañana en este mundo y en el siguiente. En estas próximas elecciones, o participas de las mismas tácticas de siempre de los liberales, los vendedores de la mayoría de los errores modernos, o empiezas a ser el filipino sabio que estabas destinado a ser, católico e hispano. 

Las virtudes del cristianismo están impregnadas en nuestro espíritu filipino que hemos heredado, de hecho, resiste la prueba del tiempo y las adversidades. Nos dejamos llevar por falsas promesas porque hemos olvidado lo que es ser un verdadero filipino y más ahora cuando tratamos de encontrar soluciones del espíritu de la época y no de Dios. Así que, de nuevo, está en nuestras manos llevar adelante el estandarte de Cristo, el mismo estandarte que España llevó a lo largo de la historia o llevar la bandera de otro y convertirnos en sus siervos.

Renzó Medina, Círculo Carlista de Felipe II de Manila. Traducido por Juan Carlos Araneta, Círculo Carlista de Felipe II de Manila.