El Ejército español reduce emisiones mientras el marroquí moderniza aviación, tanques y armamento

EP

Este miércoles se reunió la Comisión de Defensa para debatir y votar siete proposiciones no de ley, que versan, entre otros asuntos, sobre las medidas en el ámbito de Defensa dentro del Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático.

Mientras tanto, nuestro vecino Marruecos muestra interés por la compra del avión de combate estadounidense más avanzado: el caza Lockheed Martin F-35, aunque éste lleve incorporada una infraestructura interconectada de inteligencia en tierra y aeronaves de la que el sultanato, de momento, no podría sacar partido.

Hace pocos meses Marruecos oficializó su posición como socio preferente de EE.UU. (Poca novedad, en realidad: el sultanato debe a los estadounidenses su misma existencia como estado independiente). Con semejante respaldo, el país alauita podría ir pensando en abandonar los F-16, recuerdo de los locos años 70, e intentar dotar a su fuerza aérea de una aeronave de quinta generación. Todo esto mientras en el Congreso de los Diputados se trata de las emisiones de CO2 de los cuarteles o del certificado de ahorro energético en carros blindados A++.

Por su parte, el Ejército del Aire español cuenta con el McDonnell Douglas F-18 Hornet, una aeronave con la que llevamos desde 1986 y que actualmente está presente en las Bases Aéreas de Torrejón de Ardoz (Madrid), Zaragoza y Gando (Gran Canaria). Para utilizar un símil comprensible: las actualizaciones de estos aviones resultan tan obsoletas como las de la versión anterior de Windows. Desde 2003 España va recibiendo cazas Eurofighter, en cuya fabricación participa, y que ya equipan las Alas 11 y 14; pero su número es reducido.

Marruecos cuenta asimismo con aviones de caza franceses Dassault Mirage F-1 y los estadounidenses Northrop F-5. Ambos bastante antiguos, aunque también actualizados.

¿Y qué es de aquellos Harrier, de despegue vertical, que recordamos de nuestra juventud? Aunque actualizados, ya están envejecidos; la Armada los mantiene en servicio. No ha trascendido ningún pronunciamiento del Congreso con respecto a cómo sustituirlos. Los representantes «soberanos» están muy ocupados en hablar de los efectos del óxido nitroso de los misiles.

¿Y por tierra? Marruecos está actualizando 162 tanques Abrams a la versión más moderna disponible. Nuestro vecino del sur, cada vez mejor armado, los está dotando de los últimos avances tecnológicos para el campo de batalla. Estos tanques también fueron comprados a los EE.UU., su amigo del alma, que no el nuestro.

¿España debería preocuparse? Según la consultora Global Fire Power, España estaría en el puesto 18 del escalafón mundial de ejércitos más poderosos, mientras que Marruecos ocuparía el lugar 53. Ahora bien, estos son datos del año 2020. Por otra parte, esos puestos del ranking no tienen en cuenta ni la modernidad ni la calidad. Bien es verdad que el factor humano juega a favor de las Fuerzas Armadas españolas.

El alcance y la peligrosidad de la carrera armamentística marroquí, aunque exagerados por los medios promarroquíes que abundan en España, debe entenderse dentro el eje en el Mediterráneo sur que está afianzando Washington: «Israel»-Marruecos-EE.UU. Aunque por el momento a los estadounidenses les interese más mantener como aliado a una España en manos de gobiernos obsequiosos y obedientes (serían colosales las inversiones que los estadounidenses tendrían que hacer en Marruecos para disponer de una infraestructura parecida a la española), todo puede cambiar.

Incluso hoy en día tenemos varios Felipe Navarro y Ceballos-Escalera; pero no deben repetirse los desastres.

Una señal de esperanza, de la que LA ESPERANZA informaba ayer, ha sido la puesta a flote del submarino español S-81. Pero mientras «sus señorías» estén más preocupados por la «Agenda 2030» que por la defensa de España, puede quedarse todo en ilusiones, que terminarán en llantos.

FARO/Círculo Tradicionalista de Baeza. R. Gómez Bastida