Un verdadero tradicionalista rechaza la Modernidad, pues reconoce que presenta una ruptura con la sociedad tradicional. Dicho esto, ser protestante y tradicionalista es casi imposible, quizá haciendo una excepción con Heidegger o al menos separándolo del grueso de los luteranos. Sin embargo, no solo los católicos rechazamos la Modernidad, existe una interesante pero peligrosa tendencia al falso tradicionalismo neopagano.
Es peligrosa porque los cristianos reconocen la Tradición como la Verdad Revelada y el conocimiento que nos transmitieron los Apóstoles, una renovación de la promesa hecha a Abrahán.
Por desgracia, hay hombres eruditos que conociendo el camino, la verdad y la vida —Jesucristo— deciden apartarse e inventarse un nuevo paganismo. Un buen ejemplo es Julius Evola y muchos otros que culpan a la Iglesia de fertilizar el terreno para la Modernidad y apartar a los europeos de sus tradiciones. Y si bien Evola no seguía del todo ideas racistas o identitarias, muchos neopaganos como Alain de Benoist terminan abanderándolas.
Existe, empero, una interesante metáfora formulada por Evola para hacer frente a la Modernidad: Cabalgar al tigre. Esta consiste en aceptar la destrucción de la Modernidad por parte de la Postmodernidad; cabalgando al tigre que quiere devorarnos y finalmente matándolo. Podría decirse que representa una postura aceleracionista, como si matar el tigre fuese inevitable.
Existe, empero, una propuesta más hispana: estocar al toro. Es nuestro deber luchar contra el toro, participar en la lidia; no como los derrotistas que se esconden en la tribuna, esperando que Cristo mismo dé muerte al toro. Sobra decir que no podemos ser como los conservadores, que cual modernos esperan amansar el toro para volver a la normalidad, donde no hay lucha.
Debemos aprender a torear, con toda la magnificencia de este arte. Ya no contra un toro de carne y hueso sino contra uno ideológico, hay que burlarlo, engañarlo y finalmente darle la estocada final. No podemos fiarnos de la bestia brava para que dé muerte a nuestros enemigos los modernos, ellos ya recibieron la cornada. Solo nos resta saltar de la tribuna al campo y lidiar, pues si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros?
Carlos Restrepo, Círculo Tradicionalista Gaspar de Rodas