Crónica del Santo Rosario por el eterno descanso de Doña María Jesús Gallardo

El pasado 15 de mayo, domingo IV después de Pascua, se reunieron algunos miembros del Círculo Tradicionalista Celedonio de Jarauta de la Ciudad de Méjico para celebrar la Pascua Florida en comunión y ofrecer el Santo Rosario en sufragio por el eterno descanso de la excelentísima señora, Doña María Jesús Gallardo de García Llorente, fallecida en el curso de la Semana de Pascua del año presente.

La cita se dio a partir de las 13 horas en el antiguo pueblo de Tultitlán donde los carlistas novohispanos fueron recibidos con gran alegría por la familia Avilés Barrón. Después de una comida de hermandad y cerca de la hora de vísperas, se salió en proce­sión silenciosa, muestra de luto y dirigidos por el cristóforo del requeté al frente, que iba flanqueado por el escudo del Círculo sobre las aspas de Borgoña y un estandarte cristero.

El cortejo Carlista procesionó hacia el antiguo convento franciscano de San Lorenzo y actual parroquia de San Antonio de Padua donde se reunieron todos en torno a la cruz atrial para que tomara la palabra el dirigente del Círculo, don José Jaime Carranza, quien daba lectura a la nota de la Comunión Tradicionalista sobre el fallecimiento de doña María Jesús Gallardo, madre del Rvdo. Sr. y Capellán Real, Don José Ramón García Gallardo, Consiliario de la Comunión Tradicionalista. Durante la lectura se resaltó el ejemplo que nos dejó Doña María Jesús de una nobilísima vida al servicio de la Causa y de su Abanderado, S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón, quien reconoció de sobre­manera esta lealtad al otorgarle el título de Madrina de honor de las Margaritas y distinguirla con la Margarita de Plata.

Al concluir la honorífica reseña se procedió al rezo del Santo Rosario «pro defunctis», rogando al unísono por el eterno descanso del alma de la excelentísima señora que, así como su difunto esposo Don José Ramón García Llorente, nos ha dejado un firme ejemplo de lealtad, de entrega y de sacrificio hasta la consumación de la vida en esta tierra y de la que por la misericordia de Dios, esperamos poder suplicar su vigi­lancia desde el Cielo.

Al concluir el Santo Rosario, las campanas del majestuoso templo marcaban la hora del Ángelus por lo cual se procedía al canto del Regina Coeli, que rompía el espíritu de luto para anunciar el triunfo de la Resurrección que se suplicaba momentos antes para las almas difuntas.

Alegrados por la obra de piedad ofrecida por una gran mujer y madre de familia, se procedió a reunir los niños de las familias de la Tradición para entregarles la última edición de la revista Pelayos. Pero antes de ello el correligionario y anfitrión, Reynaldo Avilés, dio un breve homenaje a San Pelayo, niño mártir en defensa de la Fe y pureza cristianas, animando a los padres de familia a leer con sus hijos esta excelsa obra del pe­riódico La Esperanza, avivando así la transmisión y continuidad de la Santa Causa en las futuras generaciones.

El acto de sufragio y de piedad pública se cerró con el retiro del convento en procesión entonando el Oriamendi, seguido por otras más canciones carlistas, resonando en el zócalo de aquel pueblo los versos de la Santa Tradición y cantando nuestra lealtad al tetralema.

Agencia FARO, Ciudad de Méjico