¿Estado o individuo?: crónica de la sesión en Madrid

ESPAÑA, MADRID – Los carlistas madrileños acogieron este Sábado de Pasión la intervención «Esa anomalía política llamada Estado». En estrecha hermandad, los correligionarios y simpatizantes asistentes aprovecharon la conferencia del Círculo Antonio Molle Lazo de Madrid, en cuyas conclusiones profundizaron después en un coloquio libre.

Decir Estado es decir un poder de autodeterminación absoluta. Pero es también decir el régimen moderno en su conjunto, que contiene una di-sociedad de átomos individuales.

A través del comentario de algunas obras de Rafael Gambra, en especial Eso que llaman Estado y La monarquía social y representativa en el pensamiento tradicional, un joven correligionario local presentó el análisis de la realidad estatal que lleva a cabo este maestro de la tradición.

Gambra resalta cómo quizá el problema político de nuestro tiempo no es sólo la densidad del poder estatal. Quizá la inquina más perniciosa del régimen moderno, que abraza tanto los modelos más centralistas como los más descentralizados, es que infunde una dispersión individualista.

Tras el animado coloquio, la conversación continuó abordando interesantes asuntos de modo distendido, con un aperitivo que dispuso el Círculo.

Eso llamado Estado

El conferenciante destacó los atributos más característicos de eso llamado Estado, una anomalía política, un objeto irregular y monstruoso como realidad política: individuo artificial, total o totalitario, esencialmente revolucionario, con una existencia parasitaria de las sociedades naturales.

Para comprender ese régimen moderno, podemos interpretar de la mano de Rafael Gambra que éste siempre presenta dos elementos: el Estado, como elemento activo absoluto, con facultad para determinarlo todo; el individuo, como elemento absolutamente activo, dúctil y maleable en extremo. Estas determinaciones teóricas prefiguran la práctica concreta de la política nueva.

El ponente puntualizó algunas impresiones geniales del maestro. El estado de naturaleza de las teorías contractualistas de la política moderna, es clasificado por Gambra como un mito. Pero es un mito fundacional.

Al analizar la historia, Gambra constata que esa situación hipotética de hombres con  una vida por principio atómica y disociada no es algo que exista antes del Estado moderno. Es algo que se halla después, y que es fruto suyo.

El trampantojo individualista como presupuesto del poder absoluto

Del mismo modo, al cifrar cómo el Estado impone una cotidaneidad caracterizada por el cambio constante, la revolución permanente, Gambra dimana otra intuición genial. El régimen moderno se basa en un fundamento operativo que consiste en un solve et coagula. Un principio bélico que el Estado focaliza en sus ciudadanos.

Resulta que la dispersión atómica de los individuos, que es algo que debe realizar el Estado, es la condición imprescindible para que exista un poder absoluto. Un poder sólo puede ser absoluto cuando está libre de todos los frenos consuetudinarios e institucionales naturales.

Agencia FARO/Círculo Antonio Molle Lazo de Madrid

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