El optimismo como ideología

III Asamblea de titulares y directores de Escuelas Católicas de Madrid

Hace varios días tuvo lugar la III Asamblea de titulares y directores de Escuelas Católicas de Madrid (ECM).

En dicha Asamblea los directivos de 340 colegios católicos, que conforman la red de Escuelas Católicas de Madrid, trataron, entre otros temas, de la manipulación política en la implantación de los currículums de la nueva ley de Educación o la necesidad de garantizar una verdadera libertad de elección asumiendo la gratuidad de la enseñanza en etapas no obligatorias. También pidieron el consenso ético, social y científico imprescindible «para no imponer conceptos y posicionamientos de marcado sesgo ideológico». Y mostraron su preocupación por la nueva ley de educación que «juega con el futuro de nuestros jóvenes, y con ello, con el futuro de nuestras regiones y de nuestro país».

Son llamativos los objetivos y preocupaciones que han reflejado los directivos de nada menos que 340 colegios católicos. Pero más sorprendente es que, visto el estado en el que se encuentra la escuela católica, no se pregunten en algún momento si algo están haciendo mal. Uno de los diarios que comentaba la noticia sobre dicha asamblea recalcaba la «alegría del reencuentro y la esperanza y ánimo por seguir desarrollando una enseñanza basada en la libertad, equidad y en los valores propios de nuestra escuela».

Explicaba Ratzinger que en la primera mitad de los años setenta, un amigo suyo hizo un viaje a Holanda y cómo a su vuelta le habló de la descomposición que sufría la Iglesia: seminarios vacíos, órdenes religiosas sin vocaciones, sacerdotes y religiosas que en grupo dan la espalda a su propia vocación, desaparición de la confesión, dramática caída de la frecuencia en la práctica dominical, etc. Comentaba el entonces cardenal que «La verdadera sorpresa del relato fue, sin embargo, la valoración final: a pesar de todo, una Iglesia grande, porque en ninguna parte se observaba pesimismo, todos iban al encuentro del futuro llenos de optimismo. El fenómeno del optimismo general hacía olvidar toda decadencia y toda destrucción; era suficiente para compensar todo lo negativo».

No podemos comparar la iglesia holandesa de los años setenta con la escuela católica en la España actual, pero sí podemos comparar la actitud ante la destrucción y devastación evidente. Si quienes están al mando de la escuela, sólo son capaces de demostrar alegría, optimismo, esperanza y ánimo ante un barco hundido, claramente han perdido el contacto con la realidad.

Belén Perfecto, Margaritas Hispánicas