Las tradiciones, ¿dentro o fuera del ataúd?

Procesión en honor a Santa Marta. Foto: Santuario Santa Marta de Ribarteme

El municipio pontevedrés de As Neves es conocido por albergar el santuario de Santa Marta de Ribarteme. Allí se venera con devoción a la Santa hospedera de Jesús y hermana de Lázaro y María.

Es muy remoto el origen del culto a Santa Marta en el valle del Termes; pues habrían sido los hidalgos de las casas nobiliarias asentadas en estas tierras y participantes en las Cruzadas los que, a su paso por Marsella habían conocido el culto a Santa Marta. Después de haber recurrido a ella como intercesora en duras batallas, de su regreso en su tierra, quisieron agradecerle su ayuda para evitar la muerte. Desde entonces, quienes estuvieron cerca de la muerte, han manifestado a la Santa su gratitud por su intercesión, acudiendo a la romería dentro de un ataúd o cadaleito ─que usan estando vivos y no muertos─. Son los ofrecidos. El paso de los siglos consolidó esta peculiar devoción en la romería en honor de Santa Marta, que se siguió celebrando cada 29 de julio. Cada ofrecido va acompañado de su grupo de cantores y al finalizar el recorrido deja el ataúd en el templo, a la espera de un nuevo ofrecido el año siguiente.

Foto Atlántico. Procesión del año 2017

Pero como si se tratara de una mixtificación posmoderna de la obra de Guareschi ─Don Camilo, un mundo pequeño, muchos habitantes de As Neves y miles de devotos gallegos han vivido las últimas semanas a medio camino entre la decepción y la indignación, lo que se ha concretado en un enfrentamiento peculiar entre el clero y el pueblo. Presentamos a los actores del actual drama, y que juzguen los lectores

Francisco Javier de Ramiro Crespo es moderno y también es el párroco de San Xosé de Ribarteme, en As Neves. Ha querido actualizar la procesión, eliminando la tradicional presencia de ataúdes, por considerarlo brujería y superstición. El párroco considera que así evangeliza. Desde Roma se recurre insistentemente a términos como sinodalidad, pero pareciera que el párroco ha actuado de forma unilateral. Eso sí, esta peculiar evangelización se alinearía con la casi total desaparición de los clásicos ataúdes en los funerales parroquiales, al aceptarse la cremación pagana de los cuerpos de los fieles difuntos ─tendencia asumida por las autoridades de la Iglesia en los años posteriores al Concilio Vaticano II─. Se ignora si el señor párroco vería mejor una procesión con los devotos ofrecidos llevando su urnita funeraria de la mano.

En cualquier caso, en cuanto se conoció la decisión del párroco, llegó la respuesta rotunda del pueblo ¿Vox populi, vox Dei?, es decir, del alcalde comunista de As Neves, Xosé Manuel Rodríguez Méndez: «hay que preocuparse por recuperar la tradición; aquí, el único disidente es el cura». Muchísimo más indignados están algunos feligreses, que tachan al párroco de ateo, pues quienes se han ofrecido, querían cumplir sus promesas a la Santa: «Virgen Santa Marta, reina de la gloria, todo el que se ofrece, sale con victoria»; «Virxen Santa Marta, estrela do norte, que lle deu a vida ó que estivo á morte».

En la obra de Guareschi, cuando D. Camilo se presentaba en el Ayuntamiento, el alcalde comunista Peppone le preguntaba:

─«¿qué quiere el clero del pueblo?»

Pues bien, en este drama en que aparecen invertidos los papeles, el pueblo quiere del clero que restaure en su integridad ─con cadaleitos─ la romería en honor a Santa Marta. También son miles de fieles, los quieren que se restaure la Tradición ─con mayúscula─ en la Iglesia, y no sólo en Santa Marta de Ribarteme.

Ana Herrero, Margaritas Hispánicas