Obispados en FITUR

Ha comenzado FITUR, la Feria Internacional de Turismo, que se define como «punto de encuentro global para los profesionales del sector». Tiene lugar en Madrid, entre el 18 y 22 de enero y representaba antes de la pandemia el 12,4% del Producto Interior Bruto de España. El turismo es tan importante que hasta la ONU tiene un organismo que nos dice cómo tenemos que ir de vacaciones. Se trata de la OMT (Organización Mundial del Turismo): «encargado de la promoción de un turismo responsable y sostenible».

Allí acuden todos a vender sus servicios de ocio y entretenimiento… Todos. Y como nadie quiere faltar a tamaño acontecimiento se personan, Ayuntamientos, Diputaciones, «Comunidades Autónomas» y…obispados (con representantes clérigos y seglares). Estos últimos acuden como acompañantes de concejalías (o Consejerías) de Turismo, aportando como atractivo las expresiones populares y públicas de la Fe: procesiones de Semana Santa, del Corpus Christi, Romerías y Peregrinaciones. Se exponen carteles, materiales multimedia y postales con fieles que, confiados, se dirigen a Nuestro Señor o a Nuestra Santísima Madre, ignorantes de que su amor es mercancía de venta, para fotografías de extraños o guías turísticas de ferias.

Orgullosos compiten por conseguir, por ejemplo, que sus procesiones de Semana Santa sean declaradas de «Interés Turístico Nacional», para así aumentar la potencialidad de aumentar los ingresos asociados al turismo —recordemos que en la mayoría de las Catedrales se accede previo pago y lo mismo sucede en los templos más representativos— y congratularse con el poder civil correspondiente como contribuyente al desarrollo de la economía local.

En esta esquizofrenia se intenta mantener que esas expresiones públicas de Fe lo son realmente, intentado darles un barniz teológico, al mismo tiempo que se las reconoce como una expresión cultural (a igual que la jota aragonesa o el pulpo a la feria gallego). Esto no es más que la declaración oficial de que la ceremonia no es más que una función vacua, con un origen y fin puramente teatral y en absoluto una cuestión de devoción.

Claro que para esta aberración surge la contrarréplica: el turismo religioso.

Alguno de ustedes, sufridos lectores, ¿ha visto a los mahometanos intentado conseguir turistas para su peregrinación a la Meca? En absoluto. ¿En algún lugar del Codex Calixtinus (del mediado siglo XII) hay alguna referencia a los peregrinos a la tumba de Apóstol Santiago como «turistas»?  ¿Considera alguno de ustedes que, al arrodillarse en el confesionario, debe ser fotografiado y llevar su expresión de contrición a Reyes Maroto, actual Ministro de Industria, Comercio y Turismo?

Así tenemos a la Agrupación de Cofradías de Málaga, presentando el Vía Crucis «oficial», ayer. O la Real Federación de Hermandades y Cofradías de Semana Santa de la Ciudad de Granada. Guadix, Baeza, Zamora, Campillos, Ferrol… O la presentación del logo (¡!) del XXXIV Encuentro Nacional de Cofradías de Semana Santa.

Luces, cámara… ¡Acción!

Guiomar Rodas de Ceballos, Margaritas Hispánicas