El escaso número de inscripciones ha obligado a la Fundación Luis de Trelles a cancelar el «Memorial Luis de Trelles» que tenía programado celebrar este fin de semana, los días 13 y 14 de mayo, en Salamanca y Zamora. Desde la Fundación han decidido posponer el evento para después del verano, a la espera de una mayor capacidad de convocatoria: «No podemos dejar de ir a Zamora. Allí está la razón de ser de la Fundación y de la Causa: los restos mortales del Venerable Luis de Trelles», aseguran en un comunicado a los suscriptores de su boletín.
La Fundación Luis de Trelles, que trabaja en la causa de beatificación del carlista vivariense (cuyas virtudes heroicas fueron reconocidas en 2015, desde entonces considerado «Venerable»), viene organizando cada año una peregrinación a Zamora, ciudad en que murió el insigne fundador de la Adoración Nocturna Española precisamente cuando visitaba la sección adoradora de la diócesis. En 1991, en el centenario de su muerte, sus restos mortales se trasladaron a la nave sur de la Catedral de Zamora, donde ahora descansan.
La Adoración Nocturna Española fue la gran obra apostólica de Luis de Trelles y a los adoradores nocturnos interpela precisamente la Fundación que lleva su nombre: «Esta peregrinación anual a su tumba es una cita a la que no deberíamos faltar todos los que creemos en su santidad, especialmente los adoradores nocturnos, en un momento en que nuestra obra pasa por momentos difíciles». Desde la Fundación se refieren así a complicada situación que atraviesa la ANE: el número cada vez más decreciente de adoradores y la necesidad de recuperar el espíritu fundacional en toda su integridad han marcado los últimos tiempos de esta gran obra eucarística que, según la Fundación, «sólo recuperando el espíritu con que él la fundó volverá a resurgir».
Luis de Trelles y la ANE
Luis de Trelles nació en Vivero, actualmente en la provincia de Lugo (Galicia), en 1819 en el seno de una familia liberal, pero de ferviente y práctica religiosidad. Su inicial adscripción liberal remitió progresivamente a lo largo de su madurez dando paso a una sincera militancia carlista que perduraría hasta su muerte. Manuel de Abol-Brasón, profesor titular de Historia del Derecho de la Universidad de Oviedo y perito de la causa de beatificación de Luis de Trelles, lo explica así: «Su evolución tiene una doble manifestación paralela: en lo político terminará en el carlismo; en lo religioso en una espiritualidad entera, renovadora e intransigente con las modas al uso».
Conoció la adoración nocturna francesa fundada en París por el célebre Hermann Cohen, judío converso al catolicismo y ordenado sacerdote, al acudir a una asamblea internacional de las Conferencias de San Vicente de Paúl, organización a la que Trelles pertenecía. Fue entonces cuando decidió fundar lo que más tarde sería la Adoración Nocturna Española.
Es obligado reseñar la poco conocida circunstancia de que la vinculación de los españoles a la adoración nocturna se remonta precisamente a la obra de Hermann Cohen: en efecto, en los años cuarenta del siglo XIX la colonia de carlistas emigrados al exilio parisino tras la Primera Guerra Carlista era muy numerosa y a menudo engrosaba las listas de participantes de las obras de piedad de la capital francesa. Ese fue el caso de la adoración nocturna francesa fundada por Cohen y así se explica, por ejemplo, que uno de los primeros adoradores nocturnos fuera Mariano Aznárez (conocido como «el caballero Aznárez»), profesor de castellano del mismo Cohen y antiguo cónsul de España en Gibraltar, que por su lealtad al Rey Don Carlos V hubo de emigrar al país galo como tantos otros españoles.
Llegado a España, Luis de Trelles comienza la que sería una prolífica y fecundísima labor de apostolado eucarístico emprendiendo multitud de iniciativas y fundaciones entre las que destacan dos: el Centro Eucarístico de Madrid, embrión de la Adoración Nocturna Española, y en cuya fundación participaron otros personajes notables (como el coronel carlista Gregorio de Neira, hijo del que fuera Secretario de la Intendencia General del ejército de Don Carlos V y posteriormente administrador y colaborador del periódico La Esperanza, Miguel de Neira; la impresionante biografía de Gregorio de Neira, primero militar y luego carmelita descalzo en Ávila, es lamentablemente desconocida incluso para el público especializado), y la revista La Lámpara del Santuario, dirigida y redactada prácticamente en solitario por Trelles, y cuya hemeroteca (digitalizada y accesible al público en la red) comprende miles de páginas dedicadas al Santísimo Sacramento del Altar.
Pero la gran obra eucarística de Luis de Trelles tomaría su forma definitiva la noche del sábado 3 al domingo 4 de noviembre de 1877, fecha en que se celebra la primera vigilia de la Adoración Nocturna Española en el extinto convento de San Antonio del Prado de Madrid, frente al Congreso de los Diputados. El camino emprendido fue arduo y no exento de dificultades y persecuciones. De nuevo lo explica el profesor Abol-Brasón: «La vocación católica seglar según D. Luis está llena de aciertos. En los aspectos espirituales quiere cortar con la frialdad, rutina y vaciedad de las devociones hasta entonces frecuentes y comunes. De ahí que llame a una auténtica vocación mística de identificación entre Dios y el alma. En el orden externo es el que traza el bosquejo del caballero cristiano, sin condescendencias políticas y con el fundamento último en las exigencias de la doctrina católica. Y en esto fue completamente refractario e incluso contrario a la derecha conservadora de entonces: por ejemplo, en La Lámpara del Santuario, desde el año 1870 a 1878 no hay ni una sola mención, ni a favor ni en contra del canovismo, ni de los políticos “de derechas”, llamémosles así, que en teoría eran católicos. Y en la misma línea guarda el más absoluto silencio, así por la Familia Real liberal, como por la Restauración de Alfonso XII. Ni una sola línea, qué digo una línea, ni una sola palabra de alabanza o de recuerdo hacia los Borbones liberales. Y en justo contraste, por La Lámpara pasan con encomio los Borbones legitimistas, Enrique V, conde de Chambord, y los Borbones carlistas de Parma y Nápoles. No hay duda que Trelles fue un gran enemigo de la obra de la Restauración. Claro está que Cánovas y los suyos, le distinguieron con la persecución más sorda».
Luis de Trelles inauguró una espiritualidad eucarística integral, coherente dentro y fuera del templo, sin condescendencias ni respetos humanos, encaminada a convertir a los adoradores de noche en testigos de día.
Manuel Sanjuán, Círculo Cultural Juan Vázquez de Mella
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