España contra Europa (I)

ES ESPAÑA LA CONTINUADORA DEL ORDEN CRISTIANO, PREVIO A LAS RUPTURAS EUROPEAS, Y NO AL CONTRARIO

EFE

En ocasiones se afirma que España es europea, lo cual es cierto sólo en un sentido geográfico. En el supuesto histórico y político, lo que suele llamarse Europa, o sus aspectos característicos, no tienen nada que ver con España.

Aunque desde diversas historiografías se ubica el origen remoto de la actual Europa en el imperio carolingio, tampoco esa raíz ni esa continuidad son verdaderas. El origen formal de Europa se encuentra en la ruptura de la Cristiandad medieval. Como veremos, es España, luego de eso, la continuadora del régimen de cristiandad, frente a lo europeo.

Por dar una breve pincelada, el régimen de cristiandad tenía su fundamento en la unión de altar y trono. Con la fórmula de San Bernardo de Claraval, todos aquellos reinos, pese a sus disputas, se armonizaban en torno al sol del Papado y la luna del Imperio. Esa pax christiana se asentaba sobre una fe y una moral común, que permitía una jerarquización política e institucional tanto en los reinos como bajo el Imperio.

La cultura europea, nórdica y del noroeste continental, germánico-franca-anglosajona, extendida también por Norteamérica, Australia o Sudáfrica, no proviene de ahí. Al contrario, se opone a dicho orden, y su origen estaría en una ruptura con los principios del orden cristiano. Una enemistad mortal.

Esa quiebra la secuenciaba Elías de Tejada en cinco rupturas: 1) la religiosa, con el luteranismo; 2) la ética y moral, con el maquiavelismo; 3) la política, con el bodinismo; 4) la jurídica, con Groccio y el hobbesianismo; y 5) la sociológica e histórica a partir de la paz de Westfalia, donde se consuma la destrucción del orden de Cristiandad y se erige ya eso llamado Europa.

Así, podemos llamar Europa al pseudo orden que resulta de estas rupturas. En ese sentido, es la negación de la Cristiandad y no su continuidad. Es la  civilización antropocéntrica de la revolución. La Cristiandad, en cambio, es la civilización ordenada a Dios de la tradición: la ciudad católica. La contraposición aparece clara e irreconciliable, se trata de principios y órdenes opuestos.

Esta oposición, que hallamos en la realidad, es la que nos permite explicar la historia y dar razón de los acontecimientos. Es lo que permite comprender las enconadas relaciones bélicas de España con el resto de países del entorno. También las alianzas, a primera vista contranatura, que realizaban nuestros enemigos históricos.

Pues es España la continuadora del orden cristiano, previo a las rupturas europeas, y no al contrario. Del mismo modo, las nuevas potencias europeas distinguieron en España al paladín y heredero de la Cristiandad, primer enemigo a batir.

Roberto Moreno, Círculo Antonio Molle Lazo de Madrid

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