Las Españas frente a la anti-España

SÓLO EL CARLISMO HA SIDO LEAL AL SENTIDO HISTÓRICO Y POLÍTICO DE NUESTRA PATRIA

Carles Puigdemont y Yolanda Díaz en el parlamento europeo. Credit photo © Delmi Alvarez

Cuando se afirma que la Comunión Tradicionalista es la continuidad de las Españas, se indica que en ella se conserva el meollo de nuestra tradición política y jurídica, que es vetusta y milenaria.

En ese sentido, sólo el carlismo, sólo esta Comunión que hoy abandera Don Sixto Enrique de Borbón ha sido leal al sentido histórico y político de nuestra patria. Pues el carlismo asumió esa continuidad desde la tesitura de 1833, donde se produjo la desgraciada usurpación liberal de España. Por lo tanto, es el eslabón que nos liga con nuestras raíces frente a la ruptura revolucionaria.

La Comunión es heredera de la España que realmente ha sido, reivindica íntegro su legado, el tesoro de la España real, la Cristiandad hispánica. Y no sólo eso, sino su misión de vivificarlo, de arraigarlo, de devolver ese legado a nuestra patria cuando se halla postrada en un estado tan triste. Responde a la vocación de restaurar en plenitud esta monarquía católica.

Por ello no ignora, por una parte, la necesidad de distinguir los ideales de la coyuntura histórica en que se realizan. Es decir, no se pretende rebobinar la cinta de la historia. Por otra parte, tampoco ignoró nunca ciertas fallas o debilidades en el régimen anterior en la revolución o errores de gobierno, que son propios a toda empresa humana. Es decir, no idealiza regímenes pasados concretos, sino que fue siempre consciente de que la prudencia política implica enmendar y corregir los yerros que puedan darse.

En tal difícil situación, la Comunión se sabe heredera de la Cristiandad hispánica y busca encauzar y realizar aquellos ideales, principios, fundamentos de la Cristiandad. No como fueron en tal o cual fecha, sino en la realidad presente. En sociedades de hombres de carne y hueso, reales y concretos, no fantasmagorías.

No es una lucha contra los vientos de la Historia. Frente al fatalismo moderno, hay que ser conscientes de que la Historia es contingente: no está determinada como algo inevitable. La vida de los pueblos no se para, cambian sus circunstancias históricas.

Es precisamente ahí donde hay que arraigar los fundamentos para un orden cristiano. Un orden cristiano que era posible ayer, hoy, y que es posible siempre. La ciudad o civilización católica siempre por instaurar y restaurar incesantemente.

Roberto Moreno, Círculo Antonio Molle Lazo de Madrid

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