El último adiós a Luis Infante de Amorín

Tras el velatorio, los restos mortales de don Luis Infante recibieron cristiana sepultura, con la boina roja y el escapulario de la Virgen del Carmen

Ayer, miércoles 10 de abril, los familiares, amigos y correligionarios de don Luis Infante de Amorín pudieron despedirse de sus restos mortales en la localidad asturiana de Gijón, la misma que le vio nacer.

Durante la mañana, en el tanatorio de Cabueñes, los familiares y amigos cercanos del difunto pudieron recibir el pésame del profesor don Miguel Ayuso en representación de S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón y de la Orden de la Legitimidad Proscrita, de la que don Luis Infante era caballero. También se hicieron presentes sendas representaciones de los Círculos Vázquez de Mella, de Oviedo, del que era vicepresidente, y Juan José Marcó del Pont, de Vigo, así como de la Comunión Tradicionalista del Principado de Asturias. Igualmente, se acercaron a transmitir sus condolencias a la familia, entre otros amigos cercanos, María de las Lágrimas García Gallardo y José Ramón García Soaje, hermana y sobrino respectivamente de don José Ramón García Gallardo, Capellán Real y Comendador de la referida Orden de la Legitimidad Proscrita.

Tras el velatorio, los restos mortales de don Luis Infante recibieron cristiana sepultura, con la boina roja y el escapulario de la Virgen del Carmen, a las doce del mediodía en el cementerio gijonés de Ceares, previos responso y oraciones fúnebres oficiados por don José Miguel Marqués, sacerdote y amigo personal del difunto, según el rito tradicional. Durante el entierro, los presentes entonaron el Oriamendi y, finalmente, rezaron el Santo Rosario y el Regina Coeli con don Alejandro Soler.

La Misa exequial iuxta Ritum Romanum por su eterno descanso tuvo lugar en la capilla de Nuestra Señora del Carmen, en Siero, a las cinco de la tarde, oficiada también según el rito tradicional por don José Miguel Marqués, que destacó en su homilía la belleza y riqueza de dicho rito. Finalizada la Misa, dedicó unas palabras a los presentes sobre la personalidad del difunto, resaltando su condición de católico y monárquico legitimista, es decir, carlista, adherido a la mejor y más pura tradición hispánica, que hoy está de luto.

Agencia FARO

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