Si el actual alcalde de Albacete se labró una mínima notoriedad pública no fue por sus estudios de veterinaria, que nunca terminó, sino por dos circunstancias muy concretas. Por un lado, su labor de crítico taurino, que inició desde los micrófonos de la COPE, defendiendo con visceralidad la pureza de la fiesta. Esto le sirvió de plataforma para el periodismo político, llegando a director de esRadio en Albacete, desde donde defendía un jacobinismo liberal.
Por otro también fue muy célebre, sobre todo entra la gente de su generación, su afición a algo tan albaceteño como las cañas y las tascas. En jerga manchega, con la retranca que caracteriza a su expresivo humor, se suele llamar cierrabares a este tipo de sujetos. Aspecto éste que exprimió hasta el extremo durante la campaña electoral.
No es de extrañar que con esos antecedentes se granjease las simpatías de dos importantísimos sectores de la vida social albaceteña: el taurino y el hostelero. Además de recoger el voto de cierta radicalización de las posturas del PP gracias a sus diatribas en esRadio.
Paradójicamente, las miserias de la partitocracia le llevaron a echarse en manos del PSOE en su día. Un partido al que en teoría despellejaba desde las ondas hertzianas y las señales analógicas. La mayoría de sus votantes no salieron de su asombro, pero el sistema tampoco tiene ningún mecanismo para controlar este tipo de alianzas partitocráticas.
Sin embargo, lo peor de esta circunstancia es que su política no ha dejado de traicionar a los dos sectores sobre los que se apoyó para encumbrarse. Y en el actual sistema no pueden exigirle ningún mandato representativo ni juicio de residencia.
Ya en la pasada Feria causó estupor y asombro que no se permitiese ni una sola corrida de toros, que junto a las funciones religiosas son la verdadera esencia de la que posiblemente es la Feria más importante de España. En otras localidades de España con mucha menor importancia sí se celebraron festejos taurinos en meses anteriores, sin que los mismos tuviesen la más mínima incidencia sobre el aumento de contagios. Ahora es la Escuela Taurina quien sufre la desastrosa gestión de Casañ. La misma ha sido expulsada de la plaza de toros, en una situación presuntamente temporal que va camino de enquistarse en el tiempo. Por todo ello, los alumnos han convocado diversas protestas que iniciaron el pasado 3 de marzo.
Respecto a la hostelería, la situación no ha podido ser más grave. El ayuntamiento de Albacete, lejos de matizar ni una sola de las absurdas medidas impuestas desde Toledo, se ha apresurado a lanzar a la policía local contra los establecimientos hosteleros con puro afán recaudatorio. El poder municipal ha procedido ncomodando a los clientes y propietarios, y multando antes que advirtiendo sobre el cumplimiento de unas normas sobre separación de mesas que quedan a la interpretación subjetiva del agente. El sector de la hostelería se lamenta de que la fama de cierrabares que siempre acompañó a Casañ tenga ahora una dimensión menos jovial y más trágica.
Círculo carlista Marqués de Villores