Paleolibertarianismo y Carlismo: ¿una nueva escisión? (III)

Banquete medieval, por Pieter Brueghel, el Joven (1564-1638). Ilustra la inexistente Edad Media libertaria que postulan Hoppe y Bastos.

***Éste es el tercero de la serie de artículos sobre Paleolibertarianismo y Carlismo. Los dos primeros pueden leerse aquí y aquí***

Hemos hablado ya de la pretendida conciliación entre paleolibertarianismo y carlismo, así como del desorden en el recto orden del tetralema carlista. Ahora hablaremos más sobre su mentor, Miguel Anxo Bastos, y la influencia que recibió de Hans Hermann Hoppe: teórico del paleolibertarianismo.

Miguel Anxo Bastos es el principal impulsor de dicho movimiento, pero él no inventó sus ideas, las recibió del Rothbard tardío, quién intentó mezclar posiciones «reaccionarias» con el paleolibertarianismo. Y a su vez, las transmitió a su discípulo Hans Hermann Hoppe, quién se declara «monarquista, reaccionario y paleolibertario». Hoppe ha sido influyente en ciertos ambientes de la confusionaria alt-right angloamericana, que es una mezcla entre neofascismo de internet, libertarianismo de derecha y cuanto disparate ideológico postmoderno haya.

Hoppe y Bastos postulan una inexistente Edad Media libertaria, en la que se habría dado en plenitud el ideal paleolibertario hasta que el Estado moderno surge, absorbiendo las autonomías sociales de los cuerpos intermedios. Pero desconocen cómo los principios socio-económicos de la Cristiandad eran radicalmente antagónicos a los austrolibertarios. Existía un orden corporativo, con fijaciones de precios, amplia protección social, interdicción de la usura, protección al trabajo y armonía entre éste y el capital. Todo lo que para un austrolibertario es etiquetado como «socialismo» y que el carlismo siempre ha defendido. Fueron los liberales y conservadores del siglo XIX, los que destruyeron este orden especialmente en España.

Bastos, siguiendo a Huerta de Soto, hace hincapié en los supuestos antecedentes españoles del liberalismo en la escuela de Salamanca. Tópico refutado muchas veces pero que funciona como propaganda. ¿Sabrá lo que pensaban los escolásticos salmantinos del justo precio o la usura, defendida por los libertarios? Bastos critica la inmoralidad de los impuestos excesivos y el poder absoluto del Estado moderno, pero sin reconocer jamás que el capitalismo moderno que él tanto elogia, como algo tradicional, se sostiene precisamente en este Estado moderno, como reconoció el gran economista católico, el jesuita Heinrich Pesch. (CONTINUARÁ)

Juan Antonio Santander, Círculo Tradicionalista Antonio Quintanilla de Santiago