La verdad sobre Adela Zamudio (III)

Cochabamba, ciudad natal de Adela Zamudio. Commons

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Si bien Doña Adela nació en una familia muy devota y participaba de la misa cada viernes, al menos durante su infancia, con el paso del tiempo sufrió una intensa desilusión por la fe católica. Cursó hasta 3º de secundaria y de ahí se dedicó a leer bastante a autores radicalmente heterodoxos, como Voltaire o Rousseau, grandes divulgadores de errores.

Esto, evidentemente, acrecentó su interés por los dogmas del liberalismo, y la llevó a promover ideas abominables como la supremacía del Estado sobre la Iglesia o la educación desligada de la religión. Lo curioso es que, a pesar de eso, su padre ayudó a divulgar su obra literaria. ¿Qué razones tuvo él para hacerlo? Quizá mala catequesis, ignorancia o falta de cariño paternal.

Según indica su biografía, con el paso del tiempo, Zamudio se hizo protestante. Por ejemplo, en 1913, la escritora reclamó la aplicación de cierta «moral humana» en una respuesta suya a fray Francisco Pierini, uno de sus mayores enemigos:

«Lo que evidentemente irrita a Ud. y le escandaliza es que, una cualquiera como yo, una mercenaria que gana el pan, tachada además de irreligiosidad, se haya atrevido a denunciar un error de matronas piadosas, ricas e influyentes. Si esa es la moral católica que Ud. tanto encomia, yo no la profeso ni la enseñaré jamás a mis alumnas. Yo profeso la moral humana, la inmutable, la que aquilata la virtud donde se encuentre, humilde y desconocida, y condena el error sea quien fuere el potentado que ha caído en él.»

Adela Zamudio, la anticatólica. Composición A. Mariscal

Además, Zamudio se lamentó de que la hayan tachado de ‘irreligiosa’, por lo cual es posible que sí haya querido ser considerada como creyente. Además, dice criticar a mujeres con grandes sumas de dinero, un clásico sofisma del protestantismo para alegar que la Iglesia Católica se gloría en la riqueza mientras que el pueblo sufre en la pobreza.

En su poema ¿Quo Vadis?, ella se burlaba de la figura del Papa: «Allí está Pedro, el pescador que un día predicó la pobreza y la humildad, cubierto de lujosa pedrería, ostenta su poder y majestad; feroz imitador de los paganos, el Santo Inquisidor». Como se ve, asumió y difundió leyendas negras sobre la Inquisición y comparó a los católicos con los paganos, tal como se suele hacer desde el protestantismo.

Los artículos más populares acerca de Zamudio (disponibles en la red) centran los motivos de su querella contra la fe católica en dos cuestiones: una obra de teatro inmoral ejecutada por niños y una monja enloquecida en el convento. Más allá de eso, los artículos no documentan abundantemente ningún otro incidente, es decir, existe cierto sesgo de confirmación —y de difamación contra la Iglesia— que explota estos hechos mediante el razonamiento inductivo. Esto significa que un par de anécdotas personales ya funcionan como argumento suficiente para ‘destruir’ a la Iglesia Católica, si no solo la boliviana o la de esa época, en su esencia misma.

Pongamos las cosas en orden: dos o tres errores de ministros de la Iglesia o de sus feligreses no son motivo suficiente para abandonarla. De ser así, muchos hubieran dejado de ser católicos en la época de Zamudio y hubieran aceptado dócilmente sus ideas. Dado que la escritora era cultivada en letras, es decir, de cierto nivel intelectual, no pudo haber cometido la insensatez de enojarse profundamente con la Iglesia por algunos incidentes.

Entonces, existe un vacío en ese relato feminista de la actualidad acerca de la obra de Zamudio, y como todo vacío, tiene que ser llenado por sofismas. Hace falta saber qué otros acontecimientos condujeron a la escritora al protestantismo y al liberalismo.

Como no podía ser de otra manera, ese proceso de artificio propagandístico consiste en ver el pasado con ojos del presente, es decir, utilizar conceptos modernos como «patriarcado», «lucha» o «emancipación» para describir las situaciones que Zamudio vivía o sentía. Además, esta maliciosa propaganda no explica qué pasó con fray Pierini, la Liga de Señoras Católicas o el Convento después de esos incidentes: si se arrepintieron, si se reconciliaron con Zamudio, si corrigieron su actitud, etcétera.

Aarón Mariscal, Círculo Tradicionalista San Juan Bautista.