La falsa catolicidad de Ucrania (I)

Bandera de Ucrania

La Guerra en Ucrania, sin duda alguna, ha conmocionado al mundo. Y por un lado, los defensores de la sociedad abierta rasgan sus vestiduras por las acciones de Rusia; por otro, los pseudocomunistas alaban este golpe al imperialismo. Existen además posturas neutrales y pacifistas, como también posturas llamadas tradicionalistas.

Muchos católicos, tradicionalistas entre ellos, lamentan la guerra por ser un supuesto ataque al muy católico pueblo ucraniano. Dicha postura se sostiene por la presencia de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana, que es, entre las iglesias orientales, la que más ha resistido los embates del modernismo. Sin embargo, los orígenes de dicha iglesia sui iuris tienen poco de ucranianos, como se explicará más adelante.

Antes deben explicarse los orígenes del Estado Ucraniano, el cual surge bajo la tutela de la Unión Soviética, la cual dividió las antiguas provincias del Imperio Ruso en repúblicas étnicas, las cuales debían desarrollar el comunismo en sus respectivos territorios. A los ucranianos, llamados en tiempos del Imperio malorrosiyos, se les asignaron los territorios orientales, creando a su vez el neologismo de Ucrania.

No obstante, entre los mandatos de Lenin y el de Stalin, a la República Soviética de Ucrania se le fueron asignando más territorios, entre ellos Crimea y Galitzia. Y es Galitzia la de mayor interés para el presente artículo, siendo la zona de mayor porcentaje de población católica y por ser una región recién anexada por la Unión Soviética tras la Segunda Guerra Mundial.

¿Cuál es entonces el origen de Galitzia y por qué es incorrecto asimilarla a Ucrania? La respuesta es bastante compleja, puesto que algunos componentes de la identidad ucraniana contemporánea fueron tomados de Galitzia. Es entonces necesario dar un vistazo a la historia de Rusia, cuyo origen se encuentra en diversos principados rusos independientes que fueron unificándose con el tiempo.

Uno de esos principados fue el de Galitzia que en el año 1199 se unificaría con el principado de Volinia. En el año 1204 el príncipe Román el Grande captura la ciudad de Kiev, de suma importancia para el cristianismo entre los eslavos de rito bizantino. Román se alió con Polonia y con Hungría, aspirando no solo a expandirse hacia el oriente sino a tener independencia eclesiástica frente a Kiev y el principado de Moscovia. La postura de los patriarcas cismáticos de Constantinopla fue vacilante, otorgando y revocando metropolitanos al principado de Galitzia.

En 1205 Román muere y comienza un periodo de anarquía, fomentando por el expansionismo polaco y húngaro. No fue hasta el año 1211 que Daniel I accede al trono y pacifica el territorio, aliándose con el papa Inocencio IV y siendo coronado como Rex Russiae. Sin embargo, este reino católico no duró demasiado y sus territorios fueron anexados por Polonia, Hungría y el naciente Gran Ducado de Lituania.

Como dato adicional, es importante destacar que los católicos comenzaron a llamar rutenos a los pueblos rusos dentro de sus fronteras, pero que estos en sus lenguas siempre se reconocieron como parte de un mismo pueblo. Debe mencionarse también que en ese entonces, Rusia hacía referencia no al principado de Moscovia sino a todos aquellos principados que recién comenzaban a unificarse.

(Continuará)

Carlos Restrepo, Círculo Gaspar de Rodas