Una agenda para el mundo post-COVID

El presidente del Gobierno Pedro Sánchez recibe al fundador del Foro Davos, Klaus Schwab Ricardo Rubio / Europa Press

El Foro Económico Mundial reclama que los ciudadanos no tengan coche y vayan andando o compartiendo

Tras dos años marcados por la pandemia el Foro de Davos, organizado por el Foro Económico Mundial, volvió a reunirse de forma presencial en Suiza durante el mes de mayo bajo el lema «La historia en un punto de inflexión: Políticas Gubernamentales y Estrategias Empresariales».

Muy marcada por las cuestiones derivadas del conflicto que se dirime en Ucrania, la cumbre se ha celebrado este año en un momento crucial desde el punto de vista geopolítico y económico.

Al evento han acudido alrededor de 2.000 personas entre jefes de Estado y de gobierno, directores ejecutivos de empresas, medios de comunicación globales y otras personas que fueron invitadas por la organización en calidad de «líderes juveniles» provenientes de África, Asia, Europa, Próximo Oriente, Hispanoamérica y América del Norte.

Por parte de España asistieron el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; Teresa Ribera, ministra de Transición Ecológica, y José Manuel Albares, ministro de Exteriores. También participaron representantes de algunas de las principales empresas del país, entre los que destacan los presidentes de BBVA, Iberdrola, Telefónica, Ferrovial, Naturgy o Repsol.

En otras palabras, las élites globalistas y aquellos que están llamados a seguir sus pasos el día de mañana para dar continuidad a la agenda común que desde instancias supranacionales impone un estilo de vida y un pensamiento único a todos los pueblos del mundo bajo el falso pretexto de «salvar el planeta».

No es extraño que muchos de sus participantes estén ligados a la famosa Agenda 2030 que impulsa la ONU y de la que tanto se habla por los objetivos que plantea para implantar en los distintos países una agenda de ingeniería social, política y económica en sintonía con los mismos principios que guían esta cumbre. Muestra de ello fueron las palabras que Klaus Schwab, fundador del Foro de Davos, dirigió a los presentes durante la reunión celebrada en Suiza: «Seamos claros, el futuro no está simplemente sucediendo, el futuro lo construimos nosotros, una poderosa comunidad aquí en esta sala».

Tras la reunión celebrada el pasado mes de mayo, se van produciendo los frutos en forma de circulares o instrucciones, disfrazadas bajo la apariencia de «recomendaciones» que el Foro dirige a los gobiernos de todo el mundo desde las atalayas del gobierno mundial. No deja de ser una macabra ironía que estas reuniones anuales de las élites mundiales que diseñan la agenda internacional se celebren en Davos (Suiza), la ciudad situada a más altura en Europa (1.560 metros), como si de una especie de Torre Oscura de Sauron se tratara.

A principios del mes de julio, el Foro Económico Mundial de Klaus Schwab instaba a los gobiernos a subir aún más el precio de la gasolina y recientemente ha difundido una nueva circular en la cual pide a los gobiernos que caminen hacia la eliminación de la propiedad del vehículo privado en los distintos países. Dice el informe que la economía circular exige un cambio contundente para reducir la dependencia energética y que los gobiernos tienen que empezar a tomar medidas para que los ciudadanos no tengan coche y que «vayan andando o que compartan».

Apoyándose en el dato de que en Gran Bretaña el automóvil o camioneta solamente se usa de promedio un 4% del tiempo, el Foro Económico Mundial desliza la idea de que las personas en los países desarrollados no tienen derecho a poseer su propio vehículo, que son demasiadas las personas que tienen un vehículo en propiedad y que esta situación debe cambiar. La gente debería vender su coche y empezar a caminar o compartirlo con otras personas porque «plataformas como Getaround o BlueSG ya han aprovechado esta oportunidad y ofrecen vehículos donde se paga por hora».

El fin de la propiedad privada es crucial para los intereses de estas élites mundialistas y este tipo de decisiones son una clara muestra de ello. Si bien es cierto que la adopción de estas medidas por parte de los distintos países tendrá sus matices y su implantación será gradual, no hay duda de que se irán ejecutando por parte de los gobernantes y las élites económicas de esos países, que como sucede en el caso de España están completamente entregadas a los intereses de la plutocracia internacional.

Por eso nos dicen ahora que la posesión del vehículo es un lujo que está provocando una grave crisis económica y nos dicen que por nuestra culpa estamos poniendo en riesgo la sostenibilidad del planeta.

Precisamente el Foro Económico de Davos, que reúne a gran parte de la élite empresarial y política mundial, que se mueve la mayor parte del tiempo en avión, contaminando mucho más que el resto de la humanidad, le dice a sus serviles lacayos que se pongan las pilas para que sus ciudadanos dejen de tener vehículos en propiedad.

Quedan avisados quienes, despistados, piensen que encontrarán en los tribunales o en los partidos políticos una oposición real a la mayor aberración que se conoce en la historia de los hombres.

Diego Baño, Círculo Cultural Antonio Molle Lazo