Hijos del mundo

Foto El Correo

Muy escasa repercusión en los medios de comunicación de masas ha tenido el asesinato de Archie Battersbee, el niño de 12 años encontrado inconsciente por su madre en su habitación, tras ahorcarse por accidente, al quedar colgado de una barandilla con una cuerda atada al cuello. La Justicia inglesa ha ordenado la retirada del apoyo vital al niño, que según los médicos se encontraba en muerte cerebral.

Si grave es el hecho de que un sistema judicial se salte la patria potestad de unos padres, graves también son las circunstancias que han llevado a un niño de 12 años a atarse una cuerda al cuello para experimentar hasta dónde podía llegar.

Conozco padres que admiran y rezan a Santa Inés y visten a sus hijas adolescentes como mujeres de «mala vida». Tengo amigos que defienden la educación católica en la familia y en el colegio y mandan a sus hijos adolescentes durante un año entero a vivir fuera de casa en colegios masónicos, liberales o protestantes y a habitar en casas de familias del mismo calado, eso sí muy educadas, profesionales y civilizadas.

¿Qué tipo de generación perversa da a luz a sus hijos y los abandona al mejor postor?: a las redes sociales, a familias y colegios descristianizadas, al mundo de la moda… 

No es mi intención juzgar a nadie. Sólo que, mirando a mi alrededor y a mí misma, quiero entender qué ha podido ocurrir para que los padres hayamos renunciado a transmitir a nuestros hijos la fe, las costumbres y la tradición que heredamos de nuestros mayores y los hayamos dejado en manos del mundo para que el mal los «eduque» a su manera.

No podemos extrañarnos que si «renunciamos» a nuestros hijos, el mundo se convertirá en su «padre».

Belén Perfecto, Margaritas Hispánicas