BUENOS AIRES.- Desde el pasado jueves 2 de junio se puede visitar en el Palacio Noel de la ciudad de Buenos Aires (Suipacha y Libertador), tras su restauración, un imponente retrato ecuestre de Felipe V de España.
Es el óleo de mayores dimensiones de toda la colección y sobre el que, desde hace más de un año, el Museo Isaac Fernández Blanco (MIFB), junto a la Asociación de Amigos del MIFB lleva una labor de recuperación. La obra estaba en depósito y sufría por avatares históricos daños en el 70% de su superficie. Los estudios que se llevaron fueron organolépticos (es decir: exponer las necesidades, características y materiales de la obra) y se extrajeron los repintes superficiales. Se eliminó la capa de barnices y restauraciones anteriores hasta encontrar los pigmentos y el dibujo original. Se pasó a un estadio de limpieza, reintegración de la capa de preparación y de ahí a la policromía con la técnica de puntillismo. El equipo de trabajo está encabezado por Fabián Pieruzzini, con la asistencia de María García Jiménez y Lucía Chierzi.
Se trata de un retrato ecuestre del rey, hecho en el Cusco a principios del siglo XVIII y en plena guerra de Sucesión. Se enmarca a la vez en un proyecto de propaganda y difusión del joven príncipe victorioso que viene a restaurar y traer la grandeza de la Monarquía Católica. El cuadro está inspirado en varios grabados que circularon durante la época. El joven rey ceñido de una armadura bruñida plateada con un semblante victorioso, montado sobre un vigoroso caballo alazán. Enmarcado en una característica estética barroca cusqueña de telas y bordados dorados propias de esta iconografía. Secundado por dos ángeles que representan la Fama y la Victoria.
A ambos costados está el concurso de escudos de los Católicos Estados posesión de la Monarquía española, en un claro mensaje de unidad en su cabeza, el rey. Que sin duda colma la pintura en explicar el esplendor y la universalidad de la empresa que dirigía el Rey Católico. Es una evocación de la continuidad del nuevo rey con la anterior casa y que la dinastía de la Monarquía Española sigue afianzándose hacia el futuro sin abandonar el pasado.
Durante el año pasado, la institución porteña ha llevado a cabo, junto a la conmemoración del centenario, una serie de conferencias, conciertos y presentaciones sobre la figura de Felipe V, además de haber publicitado que se estaba realizando la restauración de esta magnífica obra.
Así, con el título de «Felipe V, Rey de España: Puesta en valor y Restauración de una obra emblemática», quien pase por la ciudad de Buenos Aires podrá disfrutar no sólo de esta obra, sino de toda una colección excelente que reúne lo más característico objetos y obras de arte del periodo virreinal. Son obras recogidas no sólo del desmoronamiento del universo virreinal, también de la expulsión de los jesuitas y del desastre del Concilio Vaticano II.
Iniciada por Isaac Fernández Blanco, en lo que hoy se llama el Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco. La colección fue trasladada a su nueva sede, el palacio Noel. Bello palacio exponente del movimiento neocolonial argentino. Situado en el Barrio de Retiro, éste fue fruto de la idea de un arquitecto pionero, Martín Noel, influenciado por el revisionismo nacionalista argentino y la recuperación de los orígenes e influjos que gestaron la patria argentina.
Una de las grandes lacras que tienen los museos porteños, dirigidos por el Gobierno de la Ciudad, encabezada por el zafio y servil de Horacio Rodríguez-Larreta, es la secuencia de prejuicios, tópicos e ideas preconcebidas que se exhiben y publicitan en estas instituciones sobre la historia de España, la conquista de América y la vida cotidiana en la época de Cristiandad. Y que son el altavoz para poner en práctica proyectos perversos y escandalosos con el fin de seguir corrompiendo y degradando a los visitantes.
Para cerrar la inauguración hoy jueves ocho, a las 20h (hora argentina) en la sede del Palacio Noel se llevará acabó la ópera «La Púrpura de la Rosa» con libreto de Calderón de la Barca.
Agencia FARO, Argentina. Agustín Valilla Cabezudo
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