Del templo de San Francisco y los atropellos liberales (y II)

EN EL SIGLO XIX, LAS HORDAS LIBERALES SE ENSAÑARON CON EL CONVENTO DE SAN FRANCISCO EL GRANDE

CIUDAD DE MÉJICO. – La siguiente desgracia causada por los libera­les al conjunto conventual es narrada por el P. Luis Malo en sus Recuerdos del Claustro de 1877. Ahí escribe que, en 1856, bajo la presidencia de Igna­cio Comonfort, «el día 17 de septiembre los frailes fueron sacados de su con­vento a las 12 de la noche, y llevados al Colegio de Tlatelolco. ¿Qué motivo hubo para tan violenta mutación? Alguien fingió que los frailes tramaban un pronunciamiento, cuya dirección se verificaría en el mismo monasterio. […] Aparece que lo que se deseaba era un pretexto para abrir una nueva calle, la cual en efecto se abrió, dividiendo el convento de San Francisco de oriente a poniente, y quedando abierta la calle que hoy se llama ‘de la Pro­videncia’».

Continúa el P. Malo, «el convento fue reducido […] a tres dormitorios pequeños en los cuales sólo quedaron 20 celdas, la biblioteca, el antecoro, y algunas celdas […] de novicios, […] el claustro principal, la sacristía, un pe­queño jardín […], la celda del P. sacristán y un pequeño tránsito y dormito­rio inmediato a esta celda. He aquí a lo que se redujo el convento de San Francisco». Además, se destruyó parte del Colegio de San Juan de Letrán. Incluso los liberales Guillermo Prieto, Francisco Zarco, Juan de Dios Arias y Manuel Payno protestaron ante estos hechos.

Pudieron regresar los religiosos al poco tiempo, y reparar algo del daño. Sin embargo, tres años después fueron suprimidas las órdenes reli­giosas, y el Estado liberal dividió en nueve lotes las tierras del convento, destruyendo partes del mismo. El precio por el que se vendían los 17.765 metros cuadrados era de 400.727$.

Posteriormente, el circo «Chiarini» se estableció unos años en el claus­tro mayor, y la iglesia fue usada como establo. En 1868, después de caído el efímero gobierno de Maximiliano, el secretario de Hacienda de la república de Juárez, Matías Romero, vendió el templo al pastor episcopal Riley, que despojó la fachada de la capilla de Valvanera de toda imagen y estatua, in­cluyendo la imagen de la Virgen y el tablero de la estigmatización ubicado sobre ésta. Otros protestantes, los metodistas, adquirieron uno de los claus­tros, y lo convirtieron en un templo que existe aún hoy.

Fracasado el intento de Riley por fundar una iglesia protestante, ven­dió el templo a la Iglesia por méritos del P. Larrazagartundúa, jesuita. El se­ñor Arzobispo, Próspero Alarcón y de la Barquera le dio el templo a la Com­pañía de Jesús a despecho de la Orden Franciscana, y fue consagrado en 1895 al Sagrado Corazón de Jesús. Por su parte, en el predio anteriormente ocupado por la capilla de nuestra Señora de Aránzazu, se edificó el Templo Expiatorio Nacional del Oratorio de San Felipe de Jesús, en 1897.

En 1920 la Santa Sede reconoció el derecho franciscano sobre el tem­plo, y en 1949 los Jesuitas lo devolvieron motu proprio. Las obras para re­habilitarlo duraron hasta 1953.

En la actualidad, sobreviven únicamente el pórtico norte, la iglesia, la capilla de Valvanera, el claustro profanado, y las arcadas del portal de pere­grinos. En donde estuvo la capilla de San Antonio, ahora se halla una libre­ría del Fondo de Cultura Económica; donde estuvieron las capillas de San José de los Naturales y de los Servitas, se encuentra el edificio High Life; do estaban la celda del guardián y la capilla del Señor de Burgos, se yergue la Torre Latinoamericana.

La calle de San Juan de Letrán se llama actualmente «Eje Central», la calle de San Francisco es ahora «Francisco I. Madero». La calle de la Provi­dencia, que atraviesa el conjunto de oriente a poniente, es conocida como «16 de septiembre», conmemorando la fecha de la revolución independen­tista. La otra calle que atraviesa el conjunto se llama «Fray Pedro de Gan­te», siendo una mofa que una vía que destruye el convento lleve el nombre de uno de sus fundadores.

          Plano del templo de San                Francisco

La fachada principal muestra la piedra desnuda, sus adornos externos destruidos, plantas creciendo en su superficie, y su puerta principal clausu­rada. Pedazos de lo que probablemente fue el frontispicio y el campanario se encuentran arrumbados en lo que fue su atrio, y algunos se usan como valla para proteger obras de «arte» posmoderno ahí exhibidas. El único ac­ceso es por la capilla de Valvanera, atravesando el pórtico norte.

El retablo mayor fue destruido, y el actual se inspira en el neoclásico de finales del siglo XVIII. Cuenta con un nicho en su parte superior en que está una imagen del Sagrado Corazón, en conmemoración del periodo jesuita del templo. El retablo de la capilla de Guadalupe, antes Valvanera, procede del templo de Santa Catalina de Siena, profanado en la actualidad por la presencia de un templo presbiteriano.

Por último, la bandera tricolor de «México», bajo la cual tantos males ha sufrido el templo, se exhibe en el altar mayor.

«Los reyes de la tierra se rebelaron y los príncipes se aliaron contra el Señor y contra su Ungido». (Hchs. 4:26).

D. Casillas. Círculo Tradicionalista Celedonio de Jarauta.

 

 

 

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