Obedecer es amar

LA AUTORIDAD DEBE UNIR LO QUE SEA PRECISO PARA QUE LA ACCIÓN POLÍTICA RINDA FRUTOS

Los asistentes a las Conversaciones del Escorial rezando el Santo Rosario durante las jornadas. Agencia FARO

Así reza una copla popular de la Península. El ingenio español condensa así no sólo que querer es la dilección por la perfección y lustre del bien amado. También que la perfección propia, nuestro bien, se procura buscando el bien de las sociedades a que nos debemos, dóciles a la autoridad a quien compete ordenarlas.

En las recientes Conversaciones del Escorial, los jóvenes miembros de los diversos círculos reunidos, han conocido mejor ese candor, ese servicio, esa milicia. No es una invención, lo hacen a semejanza de como ya proceden cotidianamente en su Círculo de Asturias, Barcelona, Sevilla o Madrid. Pero al modo característico que permiten estos encuentros.

A un año  de distancia, hemos podido apreciar los resultados de la anterior edición, que han sido notables tanto para la actividad general de la Comunión como para los Círculos, para los correligionarios participantes y para los ausentes. Los ya obtenidos, aventuran que los frutos serán de provecho también en esta ocasión.

Para mejor ahuecamiento de las raíces y profusión de las semillas, detallemos ese saber amar, saber servir, que es un conocimiento teórico y también práctico.

La paciencia diligente es lo que permite los crecimientos consolidados. Desde ahí debemos implementar las mejoras y trabajos organizativos y actividades que vamos pudiendo hacer cada vez en mayor número y con más agudeza. Esto debe tenerlo claro el militante cuando cumple sus faenas. Como disponerse no es cosa de un momento o dos, debemos esforzarnos frecuentemente en fortalecer nuestro ánimo y carácter, nuestra docilidad.

Como correligionarios tenemos que estar atentos a las indicaciones de los mandos, prontos a su cumplimiento. Además, conviene hacer rendir lo que somos, examinar nuestras capacidades y cualidades, desarrollarlas y ofrecerlas con iniciativa. Insistir sobre todo en que hay que adherirnos lealmente a los jefes de cada Círculo, como estos se sujetan a las autoridades de la Comunión, que recaban en S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón.

Así es fácil que seamos también dóciles a sus correcciones y retoques, que son el único modo en que las imperfecciones y errores que sean inevitables pueden mejorarse hasta llegar a la acción prudente y eficaz. Se trata aquí de que la acción sea unificada y estructurada, para lo que debe ser organizada. La autoridad debe unir lo que sea preciso para que la acción política rinda frutos.

Además de unida, que no uniforme, esa acción también se distribuye en aspectos frentes. Aquí estriba la razón de esta disposición propia que debe hacer el militante de la que hablábamos: ¿qué herramientas escasean? ¿cómo puedo colaborar a su abastecimiento? ¿dónde me destinan a colaborar?

Nada de esto es una innovación. Los últimos años han traído un nacimiento y crecimiento de Círculos, y una mejor organización y aumento de nuestras capacidades. En esta senda es preciso seguir, con modestia, con mesura, con constancia.

Roberto Moreno, Círculo Antonio Molle Lazo de Madrid

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