El 532º Aniversario de la Toma de Granada (y II)

¡QUE ESTE AÑO SEA EL DE LA RESTAURACIÓN DEL REINADO SOCIAL DE JESUCRISTO EN LAS ESPAÑAS MEDIANTE LA PREVIA RESTAURACIÓN EN EL TRONO DEL REY LEGÍTIMO!

Estatuas de los Reyes Fernando VI y Carlos III en el jardín del Carmen de los Mártires, Granada. En el pedestal de ambas se lee en latín la siguiente inscripción: "Fernando VI (Carlos III), por la gracia de Dios Rey Católico de las Españas y de las Indias".

Otro prólogo al tratado de Pérez Valiente, a cargo de su amigo el paleontólogo granadino Fray José Torrubia O.F.M., insiste en la misma estimación: «No hablo de Pufendorf y Hobbes, que escribieron de Derecho Natural y de Gentes, no para enriquecimiento de la res pública, sino para su perturbación y subversión, ni de quien ha escrito en estos últimos años un libro titulado De l´esprit d´Lois (Del espíritu de las Leyes), del que no se te oculta cuáles y cuán grandes errores lo llenan y que, buscado con avidez y aplauso, podrá penetrar en nuestras fronteras no sin detrimento de nuestras costumbres. Pero tu trabajo demuestra que esos mienten y fanfarronean, a la vez que proporciona placer a todos los cristianos que aman la verdad, a quienes instruye». Y poco después remata: «No tengo por qué decir con cuánto trabajo, oh varón honorabilísimo, con cuánta erudición y buen juicio has hecho este estudio. Al degustar los nuestros los primeros elementos del Derecho Natural y de Gentes, das a tu propia casa los frutos para no escuchar a los Grocio, Pufendorf, Selden, Heinecio, Cumberland, Thomasius, Wolff y otros de su especie, que saltaron nuestras fronteras del Norte, y que los católicos españoles se avergüencen de comer las algarrobas de tales desheredados».

Por desgracia, algo llegaron a infiltrarse estas deletéreas innovaciones en el seno de la Monarquía Católica, sobre todo en la época de predominio del malhadado y traidor privado Manuel Godoy, aunque tampoco fuera una contaminación tan intensa ni tan extendida como exageradamente ha querido hacer creer más tarde cierta espuria historiografía catolicista-clericalista antiborbónica. Realmente sólo se puede hablar de una verdadera penetración masiva de dichas ideas a raíz de la invasión napoleónica de la Península, que las trajo consigo como constitutivas de su moderno «Evangelio». Con ellas quedarían alucinados una pluralidad de jóvenes de la generación nacida hacia el año 1780, entre los cuales se incluyen publicistas naturales del Reino de Granada que ya no quisieron escuchar las lecciones de su ya fallecido paisano Pérez Valiente, ni tampoco de su coterráneo contemporáneo, el jurista católico-realista de «Granada, mi patria» Juan de la Reguera y Valdelomar († 1817), encargado de la titánica labor compiladora de la Novísima Recopilación. Entre esos jóvenes descarriados, hijos desnaturalizados del Reino católico de Granada, se encontraban el motrileño Javier de Burgos, representante del ilustrismo moderado (que es la peor de todas las ramas de la Revolución), introductor en la esfera española de la nueva «ciencia» fomentada por los economistas o proyectistas que fueron brotando en el siglo XVIII y reafirmada por el bonapartismo: el «derecho administrativo», complemento inseparable del «derecho constitucional»; el malagueño Francisco Cea Bermúdez, figura del ilustrismo avanzado, propulsor durante su jefatura ministerial (1832-1834) del efímero sistema transitorio del despotismo ilustrado en los albores de la Revolución; y el (anti)granadino Francisco Martínez de la Rosa (Rosita la Pastelera), sucesor del anterior en la presidencia del Gobierno (de ocupación), cabecilla a la sazón del liberalismo moderado, promotor durante su ministerio del no menos fugaz «Estatuto Real», es decir, de la norma organizadora del Congreso de los Diputados, estructura heredera de la Asamblea de Bayona y una de las piezas medulares de los consecutivos Estados revolucionarios que han venido relevándose sin interrupción hasta hoy.

Como viene siendo ya casi tradición, no podemos acabar estas líneas sin recoger las estrofas que configuran –tal como toca en este año, en la serie que venimos siguiendo– la Lectura Tercera que está comprendida en el Oficio Divino que compuso el primer Arzobispo de Granada, Fray Hernando de la Talavera O.S.H., para la conmemoración de este fausto Día de la Toma. Esta Lectura se centra en la majestuosa personalidad de la Reina Isabel La Católica –cuyo proceso de beatificación continúa hoy día detenido en Roma, a pesar del continuado esfuerzo que se viene desplegando desde el Arzobispado de Granada para su feliz término–, y reza así (traducción de Jesús M. Morata): «Granada ha sido recuperada también gracias a la acción, el consejo y la industria de la Serenísima Reina Isabel (cuya valía sobrepasa cualquier límite), que eligió para sí, entre mil, a tal varón [= Fernando El Católico]. Ella, en su momento, fue llamada Isabel por un presagio de futuro, porque se ha convertido en la séptima de las mujeres que, con pleno derecho, se han sucedido en los Reinos de las Españas. Y ha sido regalada con los Siete Dones del Espíritu Santo, mucho más que todas las mujeres de nuestro tiempo. Pues en nuestros días no hay mujer igual sobre la Tierra en aspecto, en hermosura y en sentido de la expresión (además de lo que interiormente guarda). Es hermosa por su rostro, pero mucho más por su fe, por su esperanza, por su caridad y por todas las virtudes. Ella, como una nueva y sapientísima Débora, con su consejo, su ánimo y ayuda, por medio de un excelente Barac (su ilustrísimo esposo) derrotó y humilló a los infieles Reyes Sísara y Yabín, y a los demás enemigos de la Fe. Y, como otra agraciadísima, religiosísima y honestísima Judit, con su consejo, con sus oraciones dirigidas al Señor, con sus sacrificios permanentemente ofrecidos a Dios, con su esclava (esto es: con los continuos ayunos y oraciones de sus servidoras que, en el aposento real, oraban sin cesar al Dios inmortal, de quien depende la victoria), por medio del brazo potentísimo de su invictísimo esposo, no sólo conservó su Reino, sino que le devolvió su integridad. En consecuencia, ella, gloria de los españoles, alegría de los habitantes de Iberia, honor de Hesperia, bendita sea por siempre. Y Tú, Señor, ten misericordia de nosotros».

¡Que este año sea el de la restauración del Reinado Social de Jesucristo en las Españas mediante la previa restauración en el Trono del Rey legítimo! ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva la Ciudad de Granada! ¡Viva el Reino de Granada! ¡Viva la Corona de Castilla! ¡Viva España! ¡Vivan los ínclitos Reyes Católicos! ¡Viva su legítimo heredero el Rey Católico de España Don Sixto Enrique de Borbón, Enrique V de Castilla!

Félix M.ª Martín Antoniano

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