Al reciente nombramiento de Laura Sarabia como directora del Departamento Administrativo de la Presidencia (DAPRE) se suma ahora la llegada de Gustavo Bolívar al Departamento Administrativo para la Prosperidad Social (DPS), la de Alexander López al Departamento Nacional de Planeación (DNP) y la de Carlos Carrillo a la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD).
Gustavo Bolívar cuenta en su hoja de vida con logros como haber escrito varias prosti-narco-telenovelas, ser paje de Petro, haber sido elegido senador en dos ocasiones, y ─no obstante su afán de visibilidad─ haber sufrido una cómica derrota como candidato a la alcaldía de Santafé de Bogotá, siendo superado por un desconocido Juan Daniel Oviedo. A pesar de no tener ninguna experiencia útil para su nuevo cargo como director de departamento administrativo (en el que queda al mismo nivel que un ministro), tanto Petro como el interesado han defendido su designación, éste último apelando a que el DPS necesitaba de un poeta (aunque probablemente nunca haya leído uno de verdad en toda su vida):
https://twitter.com/GustavoBolivar/status/1764650300952969515/
Cabe recordar, además, que inicialmente había sido nominado Daniel Quintero, pero el exalcalde rechazó la invitación ─como lo confirmó en tuit en el que ratificó su candidatura para el 2026─, por lo que al final fue nombrado Bolívar.
También al nivel ministerial escaló Alexander López, exsindicalista, exrepresentante, exsenador (hasta la anulación de su elección por el Consejo de Estado en 2023) y expresidente del izquierdista Polo Democrático Alternativo. Esta vez al Departamento Nacional de Planeación, entidad encargada de la formulación de políticas públicas y de la planificación del presupuesto nacional.
Carlos Carrillo, diseñador de profesión, fue concejal de la capital y es, como López, militante del Polo. Llegó a reemplazar en la dirección de la UNGRD a Olmedo López, salpicado por gravísimos escándalos de corrupción relacionados con los tan publicitados carrotanques de agua potable para La Guajira y con el programa de ollas comunitarias. Con él se incorpora otro «activista» al alto gobierno.
Nada mal para el petrismo de estricta observancia, que seguirá refocilándose en sueldos cada vez más infames.
Agencia FARO, Colombia.
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