En el marco constitucional, la destrucción del individuo no cesa. Dentro del gobierno frentepopulista se desarrolla una lucha en la velocidad del avance: caída libre de cabeza o con brazos abiertos. En todo caso, la desnaturalización de la persona.
Un objetivo fundamental de la revolución, que ya apuntaba Gramsci, es la familia, y dentro de ella, la mujer. Ya que la esposa y madre, de forma natural, configura la familia como pilar en el que se sustenta tanto su carácter moral como social.
Pero el proceso avanza. Ya nos encontramos en el ataque de la quinta ola del feminismo. Y su intención es arrasarlo todo, tal y como afirmó orgullosa la escritora argentina Luisa Valenzuela.
Desnaturalizada la mujer y siendo un juguete de ideologías, en la siguiente fase es necesario que deje incluso de ser ella. El PSOE, frente a Podemos, reivindica que el sujeto político del feminismo son las mujeres, al tiempo que rechaza el derecho «a la autodeterminación sexual», así como las denominadas teorías y activismo «queer». Pero Podemos aboga por la teoría «queer», en la que los sentimientos, expresiones y manifestaciones de la voluntad de la persona son la base del derecho a la libre determinación de la identidad sexual. Es decir: cada individuo es lo que en ese momento se sienta o quiera. Su género es libre y cambiante.
Esta teoría da lugar a las propias contradicciones revolucionarias: basta con que un hombre exprese en un momento determinado que se siente mujer para que en virtud de ese sentimiento ya no pueda ser juzgado como maltratador por la «Ley de Violencia de Género» que ellos mismos han creado. Y si ingresa en la cárcel, será en la de mujeres. E incluso podrá pedir una pensión compensatoria estando casado, porque lo de ser hombre y mujer es variable, fluctuante y no definitorio. Es decir, que va por momentos.
Ha sido una sentencia del Tribunal constitucional de 2019 la que ha avalado que las personas autocalificadas como «trans» cambien su sexo en el DNI, sin necesidad de hormonarse o de someterse a cirugía. Sólo exigiendo continuidad en el tiempo en su auto-afirmación.
El debate revolucionario se mantiene ahora en la diferenciación entre identidad sexual e identidad de género, usado hasta ahora indistintamente en los textos legislativos. Desliz intencionado para mayores desvaríos. Y para eso están reclamándolo Amnistía Internacional o la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa.
En breve, vendrá el sentirse pájaro o gato aullador. Y este ridículo ya es posible con la exposición de motivos de la Ley 4/2016 de Protección de los Animales de Compañía de la Comunidad de Madrid, que «regula la relación de las personas con los seres vivos de su entorno».
María Dolores Rodríguez Godino, Margaritas Hispánicas