Una reflexión en torno al poder (y II)

Los Reyes Católicos, por Emanuel Gottlieb Leutze

Así, una teología política que legitima un modelo secular que parte desde presupuestos antropológicos erróneos, entenderá necesariamente que el poder deberá ser absoluto en términos de ejercicio, de tal manera a evitar que se reproduzca el caótico y apocalíptico estado de naturaleza hobbesiano. La capacidad del gobernante no tendrá ningún tipo de frenos, pues los gobernados estarán irremediablemente condenados a comportarse según intereses egoístas, privilegiando la rivalidad sobre los comportamientos altruistas y moralmente aceptables. Por otro lado, cuando la estructura de Lo Político parte de una idea en la que las dimensiones de lo Sagrado y  lo Político estén equilibradas, como es aquella que abraza la causa del Tradicionalismo Político, entenderá que este ámbito de ejercicio de la potestad civil, como un mecanismo necesario para la convivencia de las comunidades de los hombres, con facultades limitadas, pero presentes siempre a fin de evitar los excesos en los que, por consecuencia del pecado original, las comunidades pueden caer. Esta concepción, lejos de ser la cratológica hobbesiana, es la farmacológica, verdadera tradición política tradicional, pues es aquella que entiende el ejercicio del poder no como un fin en sí mismo, sino como un remedio, un auxilio para una coyuntura que ponga en riesgo la salud del pueblo.

Estas brevísimas consideraciones, ponen de manifiesto algunas cosas, que los tradicionalistas hispanoamericanos tenemos que tener en cuenta. En primer término, un estudio acerca del objetivo que tenemos todos de luchar por el bien común de nuestros pueblos, nos obliga necesariamente a un análisis acerca del poder político, que se presenta generalmente bajo ropajes propiamente no políticos que nos confunden y desalientan. Esto es fundamental, pues dentro de una óptica de fe, es importante que estemos preparados en caso que la Divina Providencia nos tenga preparados servir al bien común, desde el ámbito que Nuestro Señor considere, incluso desde espacios de poder, en los que los resortes teoréticos correctos nos harán tomar decisiones más cerca de la tradición farmacológica y lejos, de la cratológica. En segundo lugar, al ser el ejercicio del poder público un ámbito de responsabilidad fundamental de los seglares, no nos está permitido desentendernos del llamado que tenemos a ingresar de lleno a todas las consideraciones que tienen que ver con Lo Político, enfrentándonos decididamente con aquellas corrientes de pensamiento que sitúan al poder y todo lo que él engloba, como algo extraño a nuestras capacidades como miembros de la comunidad de los hombres, al contrario, estamos obligados a ayudar a nuestros hermanos, pues daremos cuenta de ello, a Nuestro Señor.

Lo Político salió del seno de Lo Sagrado. Así, la institucionalización de Lo Sagrado, está representada por la Santa Iglesia Católica. El desafío entonces desde el Tradicionalismo, es recuperar Lo Político, ámbito propio de los seglares, para devolverle a su cauce para que por medio suyo, se impulse decididamente el bien común.

Óscar D. Báez, Círculo Tradicionalista Nuestra Señora de la Asunción de Paraguay