Douglas, Maeztu y el Guildosocialismo (I)

Niles Carpenter y su libro el «Guildosocialismo»

Sin dejar de considerar en general de interés los libros y monografías de la economista y académica Frances Hutchinson (al parecer conversa a la Religión verdadera, y puesta al frente del Secretariado del Crédito Social desde 2001), no podemos pasar por alto sin puntualizar la estrecha relación que –a partir, sobre todo, de su primera gran obra The Political Economy of Social Credit & Guild Socialism, publicada en 1997 junto a Brian Burkitt– parece establecer esta autora entre ambos movimientos, explicable por la coincidencia de su común difusión en una misma revista en sus comienzos, pero de ninguna manera por una supuesta afinidad filosófico-social. Éste es un punto extremadamente importante que conviene precisar para evitar una confusión que se remonta ya al mismísimo período de entreguerras, época de máxima difusión de la moda corporativista en materia socioeconómica.

En realidad, resulta sencillo dilucidar esta cuestión, bastándonos con remitirnos simplemente a las propias voces autorizadas del Crédito Social plasmadas en su órgano oficial The Social Crediter; pero conviene antes recordar someramente de dónde proviene la ideología guildosocialista. En un artículo anterior sobre «Maeztu y The New Age», distinguíamos tres etapas en este semanario durante la época editora de A. R. Orage: en la segunda, que fechábamos a partir del año 1913, The New Age se convierte en el órgano patrocinador de la nueva corriente corporativista fundada por A. J. Penty y defendida y desarrollada por una serie de publicistas, entre ellos Maeztu. Al respecto, escribía el sociólogo estadounidense Niles Carpenter en su libro Guild Socialism. An historical and critical analysis (1922): «La Idea Guildista ha estimulado una extensa y fructífera discusión en teoría política. En manos de hombres tales como los Sres. Cole, Hobson, y Maeztu especialmente, ha sido productora de notables y valiosas contribuciones a las ideas políticas». En el caso particular del literato vasco, Carpenter destaca su famoso Principio Funcional, consagrado en su obra Authority, Liberty and Function (1916): «La concepción del Señor Maeztu ha venido a ser conocida entre los guildistas como el Principio Funcional y se ha encarnado en su propaganda desde la aparición de su obra. Especialmente ha sido adoptada tanto por el Sr. Cole como por el Sr. Hobson en sus teorías políticas, y por el Sr. Tawney en su crítica a la base moral de la estructura económica existente». Por su parte, también Penty se reconocerá deudor del escritor noventayochista en su volumen A Guildsman´s Interpretation of History (1920): «[Authority, Liberty and Function] es un libro que no puedo recomendar lo suficiente a mis lectores, así como es uno del cual me siento muy en deuda». No podemos detenernos en el análisis de las aportaciones de Maeztu a la teoría nacionalguildista; basta decir que, tras su traducción en 1919 bajo el título La crisis del humanismo, no dejarán de ejercer un importante influjo, tanto en general en los colaboradores del nuevo movimiento nacionalista catolicista alfonsino-juanista o neotradicionalista agrupado en torno a la revista Acción Española (cofundada por el mismo Maeztu, y lugar de difusión y promoción de las ideas y experiencias corporativistas europeístas del momento: el fascismo mussoliniano, el nacionalsocialismo hitleriano, y, sobre todo, el Estado Novo salazarista, el Ständestaat dollfussiano, y los previos ensayos durante la Dictadura primorriverista), como en particular en el sistema nacional-sindicalista pregonado por el falangismo.

Ramiro de Maeztu («La Gaceta Literaria», 15 de Febrero de 1927)

Una vez puestos en contexto, podemos ver mejor si el pensamiento social del Crédito Social podía compaginarse con el del guildosocialismo, y, en caso de no ser así, concretar con qué otra corriente o movimiento se sentía más en consonancia. Para ello, como hemos dicho más arriba, acudiremos al testimonio autorizado de los socialcreditistas a través de su órgano. Así, en primer lugar, W. L. Bardsley –quien ejerciera el cargo administrativo de Secretario dentro del Secretariado desde su fundación en Septiembre de 1933 hasta Marzo de 1938– expresó en 1939 su intención de escribir una Historia del movimiento del Crédito Social desde sus orígenes hasta aquel entonces. Por desgracia –no sabemos por qué– sólo llegó a publicar en The Social Crediter tres artículos que abarcaban únicamente los tres primeros años del movimiento: 1919-1922, que se corresponden –como vimos en el artículo sobre «Maeztu y The New Age»– con el tercer y último estadio de la revista bajo la labor editora de Orage, y en el que Douglas entra por primera vez en contacto con este último, convirtiéndose el semanario en el órgano oficioso también del Crédito Social, junto con el guildosocialismo procedente de la etapa anterior. Vemos, pues, que, efectivamente, hay una coincidencia de promoción de ambas corrientes unidas dentro de una misma publicación por obra y voluntad de su editor, pero, ¿eso significaba –preguntamos de nuevo– que compartieran una misma teoría social?

(Continuará)

Félix M.ª Martín Antoniano