La Unión Europea declara en su web de forma grandilocuente que ha decretado unas medidas económicas contra Rusia que «son inteligentes y selectivas “dan a Rusia donde más le duele” (con un impacto máximo en la élite política rusa) y son producto de una buena coordinación con nuestros aliados». Pretenden ser medidas multisectoriales y están en vigor desde marzo de 2022.
Frente a la teoría, la praxis. Ya lo dicen los anglosajones: «los negocios son los negocios». Gran parte de las marcas comerciales están buscando la manera de llegar a un mercado que, antes del conflicto, suponía una porción importante de su cifra de beneficios. Las empresas que se retiraron de forma más estrepitosa ―midiendo el impacto de esa salida en términos de empleos directos― fueron las del sector de la automoción. Renault, por ejemplo, vendió su participación mayoritaria en la rusa AvtoVaz por el valor simbólico de 1 euro. No obstante, entre las cláusulas de extinción del contrato figura la opción de recompra de su fábrica en Rusia dentro de un plazo de seis años y por el mismo precio.
Algunas sociedades se valen para ello de empresas controladas en diversos grados. Por ejemplo, LLC Multon Partners es propiedad de Coca Cola Hellenic, que, a su vez, es filial de The Coca Cola Company y fabrica ahora en Rusia una bebida curiosamente idéntica a la Coca Cola.
Hace algunos meses, el presidente de Chipre protestó enérgicamente por la actuación de Turquía, país que sigue negándose a aplicar las sanciones de la UE basándose en su «débil economía». La situación se mantiene. Empresas de otros sectores han creado sociedades con otro nombre que consiguen introducir sus productos en Rusia a través de Turquía. Es el caso de JNS, denominación a través de la que actúan diversas firmas de moda. Los productos llegan a Rusia con un recargo por el paso a través de las aduanas turcas. Turquía, país de la OTAN, ha visto cómo su economía es una de las grandes beneficiadas desde el inicio del conflicto, y ya pretende negociar con Rusia acuerdos energéticos.
Además de a través de Turquía, el tráfico comercial de Rusia también está desplazándose vía Kazajistán, Armenia y Kirguistán. Todo hace suponer, que la realidad de los negocios se puede estar alejando bastante de los efectos que la propaganda bélica atribuye a las sanciones económicas.
Agencia FARO, Margaritas Hispánicas
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