Centenario de la Orden de la Legitimidad Proscrita

Su origen está en las noticias que le llegan a DON JAIME de persecuciones que sufren sus leales

LA ESPERANZA  no puede dejar de llamar la atención sobre este señalado centenario de la creación de la Orden de la Legitimidad Proscrita, recomendando la lectura de esta publicación de carlismo.es.

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Se cumplen este domingo cien años de la carta al Marqués de Villores por la cual el Rey Don Jaime I y III crea la Orden de la Legitimidad Proscrita. Don Jaime encarga a su Jefe Delegado la publicación de esta carta de 16 de abril de 1923, para general conocimiento.

Su origen está en las noticias que le llegan de persecuciones que sufren sus leales. Se propone conferirla «a todos los que por sus sufrimientos o sus servicios se hagan dignos de ella», y sólo mientras dure su destierro, cesando —en consecuencia— «cuando la Divina Providencia se digne poner término a éste». Así, «los condecorados con esta distinción o sus herederos podrán atestiguar públicamente los derechos que han adquirido a mi gratitud y a la de España, por el ejemplo de fidelidad que han dado a todos».

En cuanto a su estructura, «la Orden constará de tres grados: caballeros, oficiales y comendadores». En casos excepcionales se reserva el Rey «el derecho de conceder Grandes Cruces». Igualmente, «no se podrá obtener la Cruz de una Orden superior sin haber tenido antes la de la Orden inferior inmediata; es decir, que antes de ser comendador, habrá de pasar por la categoría de oficial, y antes de ser oficial, por la de caballero».

Sus insignias consisten «en una Cruz de Covadonga colgada de una cinta con barras verticales negras y verdes; negras, color del duelo del destierro, y verdes, color de la esperanza del triunfo». La Cruz de Covadonga, cuyo significado no explica, en cambio, el Real Despacho, simboliza también la nueva Reconquista. La cinta «será sencilla para los caballeros, y llevará una pequeña roseta para los oficiales, y otra de mayor tamaño para los comendadores».

Tras la muerte de Don Jaime en 1931, sus sucesores, grandes maestres de la Orden en calidad de reyes y regentes, han seguido confiriéndola: así, Don Alfonso Carlos (1931-1936), su sobrino Don Javier (Regente 1936-1952, Rey de iure 1952-1977) y el hijo y sucesor de éste, Don Sixto Enrique de Borbón, hasta la fecha.

Los actos conmemorativos y anuncio de nuevos nombramientos que se habían previsto para este centenario han debido posponerse a causa de los problemas de salud de Don Sixto Enrique, de los que felizmente se va recuperando.

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