La fecha de 1960 para la apertura del sobre del «tercer Secreto»

GRACIAS A LA BIOGRAFÍA DE LA VIDENTE SABEMOS QUE LA FECHA DE 1960 FUE ESTABLECIDA ORIGINARIAMENTE POR EL CIELO

El Cardenal Tarcisio Bertone enseña en el programa "Porta a Porta" emitido en el canal RAI 1 de la televisión italiana el 31 de Mayo de 2007, el dorso del sobre más pequeño de Sor Lucía en el que ella insertó la hoja de papel con el texto manuscrito de la visión del "tercer Secreto".

Terminamos esta pequeña serie que, con ocasión del proyectado viaje del Papa Francisco a Fátima el próximo Agosto, hemos dedicado al Mensaje de Fátima, destinando unas pocas líneas a tratar brevemente una de las extrañas incongruencias que más salta a la vista dentro del Informe El Mensaje de Fátima, editado en 2000 por la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe en orden a la publicación del texto del «tercer Secreto» en unión con otros documentos adjuntos complementarios.

Uno de estos documentos adjuntos, como ya vimos en nuestro anterior trabajo, recogía el reporte de un Coloquio que tuvo el entonces Secretario de dicha Congregación, Cardenal Tarcisio Bertone, con la Vidente Sor Lucía, en el Carmelo de Coímbra, el 27 de Abril de 2000. Ya transcribimos las declaraciones atribuidas a Sor Lucía en dicho reporte concernientes a la interpretación de la tercera parte del Secreto. En lo que se refiere a los sobres que contenían la hoja en la que fue escrita esa parte del Secreto, el reporte nos informa de que las palabras de Sor Lucía al respecto fueron las siguientes (Nota. Citamos de la traducción castellana oficial):

«Llegados a este punto, Su Excia. Mons. Tarcisio Bertone le presentó dos sobres, uno externo y otro dentro con la carta que contenía la tercera parte del “secreto” de Fátima, y ella dijo inmediatamente, tocándola con los dedos: “es mi carta”; y después, leyéndola: “es mi letra”.

[…]

Puesto que Sor Lucía, antes de entregar al entonces Obispo de Leiría-Fátima el sobre lacrado que contenía la tercera parte del “secreto”, había escrito en el sobre exterior que sólo podía ser abierto después de 1960, por el Patriarca de Lisboa o por el Obispo de Leiría, Su Excia. Mons. Bertone le preguntó: “¿por qué la fecha tope de 1960? ¿Ha sido la Virgen quien ha indicado esa fecha?” Sor Lucía respondió: “no ha sido la Señora, sino yo la que ha puesto la fecha de 1960, porque según mi intuición, antes de 1960 no se hubiera entendido, se habría comprendido sólo después. Ahora se puede entender mejor. Yo he escrito lo que he visto, no me corresponde a mí la interpretación, sino al Papa”».

Esta idea de que Sor Lucía fijó la fecha de 1960 porque entonces ya se entendería mejor el texto del «tercer Secreto», recuerda mucho a lo que contó en su día el Cardenal Ottaviani en una Alocución dada el 11 de Febrero de 1967 consagrada a hablar sobre esta tercera parte del Secreto que todavía permanecía oculta. La transcripción original italiana de esta Alocución fue recogida en el Volumen 4 de las Acta Pontificiae Academiae Marianae Internationalis vel ad Academiam quoquo modo pertinentia (1967). Según reza una nota adjunta a dicha transcripción, la Alocución tuvo lugar en dicha fecha, «en el Aula Magna “Maria Assunta” del Pontificio Ateneo Antoniano, con ocasión de la celebración romana organizada por la Pontificia Academia Mariana Internacional para el V Congreso Mariológico y el XII [Congreso] Mariano Internacional». En el pasaje que nos interesa aquí, relata el Cardenal el siguiente intercambio que tuvo con Sor Lucía cuando aprovechó para visitarla en su Convento de Coímbra con ocasión del viaje que realizaba a Fátima en Mayo de 1955 para la bendición de las insignias de la Basílica del Santuario: «El Mensaje [del «tercer Secreto»] no debía ser abierto antes de 1960. Pregunté a Lucía: ¿por qué? – el por qué de esa fecha. Y ella me respondió: “porque entonces aparecerá ‘mais claro’ (más claro)”».

En sí mismo, no hay ningún problema en que Sor Lucía considerara que a partir de ese año de 1960 el texto de la visión se entendería mejor o aparecería más claro. Lo que resulta chocante es que, según las palabras que se le atribuyen en el Coloquio, pareciera dar a entender que la iniciativa de la fijación de esa fecha partiera de ella y no de la Santísima Virgen. Gracias a la biografía de la Vidente publicada por las Religiosas del Carmelo de Coímbra sabemos, sin lugar a ninguna duda, que la fecha de 1960 fue establecida originariamente por el Cielo, tal y como vimos en el pasaje del diario espiritual que reprodujimos en nuestro artículo anterior.

Pero lo más sorprendente de la incongruencia que venimos exponiendo, es que fue la propia Sor Lucía la que dejó expresamente escrita la orden de la Virgen en el dorso de los mismísimos sobres en los que introdujo la hoja en la que había redactado la visión del Secreto. Se trata de algo que quedó fehacientemente constatado desde que el propio Cardenal Bertone expuso públicamente varios sobres relacionados con el Mensaje de Fátima en su aparición en un programa de tertulia de la televisión pública italiana, el 31 de Mayo de 2007.

En ese programa, además del folio simple original (doblado por la mitad, formando cuatro caras) en el que Sor Lucía anotó la visión, el Cardenal Bertone mostró un total de cinco sobres relacionados con el «tercer Secreto». El primero era un sobre grande de color naranja, del Vaticano, que contenía una traducción al italiano del texto de la visión. En su dorso llevaba la fecha de 6 de Marzo de 1967 y la siguiente inscripción en italiano: «Secreto de Fátima en traducción italiana (manuscrito)». Éste era uno de los dos sobres que le fue entregado al Papa Juan Pablo II cuando requirió el texto del Secreto después de su atentado en 1981, tal como lo relata el Cardenal Bertone en su documento de Presentación dentro del Informe El Mensaje de Fátima (Nota. Copiamos de la traducción oficial castellana):

«Juan Pablo II, por su parte, pidió el sobre con la tercera parte del “secreto” después del atentado del 13 de Mayo de 1981. S. E. Card. Franjo Seper, Prefecto de la Congregación [para la Doctrina de la Fe], entregó el 18 de Julio de 1981 a S. E. Mons. Martínez Somalo, Sustituto de la Secretaría de Estado, dos sobres: uno blanco, con el texto original de Sor Lucía en portugués, y otro de color naranja con la traducción del “secreto” en italiano. El 11 de Agosto siguiente, Mons. Martínez devolvió los dos sobres al Archivo del Santo Oficio».

En el programa de televisión, el Cardenal Bertone señala acerca de este sobre naranja lo siguiente (Nota. Traducimos del audio original italiano transcrito en uno de los Apéndices del libro On the third part of the Secret of Fatima, Kevin J. Symonds, 2017): «éste es un sobre que se acompaña siempre con el sobre más antiguo, auténtico, que contiene el original del tercer secreto».

A continuación, muestra el Cardenal otro sobre grande: se trata del sobre en el que el Obispo de Fátima, D. José Alves Correia da Silva, introdujo el «tercer Secreto», y que fue inmortalizado en la famosa foto que apareció en el número de 3 de Enero de 1949 de la revista estadounidense Life. En su parte frontal posee un gran sello lacrado en el centro, y en el dorso aparece la siguiente inscripción ya bien conocida que traducimos del portugués original:

«Este sobre con su contenido será entregado a Su Em.cia el Señor Cardenal D. Manuel, Patriarca de Lisboa, después de mi muerte.

Leiría, 8 de Diciembre de 1945.

† Jose, Obispo de Leiría»

El Cardenal Bertone, mientras muestra este sobre a las cámaras, comenta: «Aquí está un primer sobre más grande, lo ven, con el escrito […] de José, Obispo de Leiría. Es un sobre escrito por el Obispo de Leiría que contiene los otros sobres, hasta el sobre auténtico que contiene el tercer secreto».

Seguidamente, el Cardenal Bertone extrae del sobre grande del Obispo de Leiría otro sobre mediano, de color amarillento, abierto y sin sello, y que lleva en el dorso la siguiente inscripción manuscrita de Sor Lucía (traducimos del portugués): «Ex.mo Rv.mo Señor D. José Alves C. da Silva Obispo de Leiría».

De este sobre amarillento extrae, a su vez, el Cardenal otro sobre blanco más pequeño, que lleva en la cara frontal tres sellos lacrados, uno en cada esquina superior y otro en el centro, y al dorso aparece un texto manuscrito de Sor Lucía en portugués que pasamos a trasladar al castellano: «Por orden expresa de Nuestra Señora este sobre sólo puede ser abierto en 1960, por Su Ex.cia Rev.ma el Señor Cardenal Patriarca de Lisboa o por Su Ex.cia Rev.ma el Señor Obispo de Leiría».

Pero éste no es todavía el sobre que contiene la hoja con el texto del Secreto, sino que de él vuelve a extraer finalmente el Cardenal Bertone un último sobre blanco algo más pequeño (de nueve por catorce centímetros, según afirma el propio Cardenal), que lleva asimismo al frente, al igual que el sobre inmediato anterior, tres sellos lacrados (colocados del mismo modo: uno en cada esquina superior, y otro en el centro), así como también la misma inscripción manuscrita por Sor Lucía en su dorso: «Por orden expresa de Nuestra Señora este sobre sólo puede ser abierto en 1960, por Su Ex.cia Rev.ma el Señor Cardenal Patriarca de Lisboa o por Su Ex.cia Rev.ma el Señor Obispo de Leiría». Este último sobre más pequeño es el que contiene, ya sí, el folio con la visión del Secreto.

Hasta esta exposición realizada por el Cardenal Bertone en la televisión, todos los estudiosos de Fátima entendían que sólo existían dos sobres relacionados con el manuscrito del «tercer Secreto», a saber: un primer sobre en el que la propia Sor Lucía introdujo su hoja de papel, y un segundo sobre del Obispo de Fátima en el que éste introdujo el antedicho sobre de la Hermana Lucía. Así se desprendía, por ejemplo, del relato de las vicisitudes de la puesta por escrito del «tercer Secreto» que el P. Joaquín M.ª Alonso recoge en el ya mencionado epígrafe primero de la Segunda Parte de su opúsculo La verdad sobre el Secreto de Fátima (1976).

Por su parte, en la biografía de 2013, se dedica un epígrafe a narrar, a partir de extractos del diario espiritual de Sor Lucía, la forma en que la Vidente consiguió hacerse con un poco de lacre para poder sellar el sobre que contenía el texto escrito del Secreto, cumpliendo así la orden que le había dado la Santísima Virgen al respecto. Pero en ningún momento se afirma expresamente que Sor Lucía utilizara dos sobres sellados para llevar a cabo el mandato del Cielo, sino que de la narración se infiere más bien que usó aparentemente un solo sobre y nada más. En esa obra se reproduce también una carta que Sor Lucía dirigió con fecha 9 de Enero de 1944 (seis días después de redactar el Secreto) al Obispo de Fátima en la que le informaba del cumplimiento finalmente de la orden que cuatro meses atrás éste le había impuesto para que pusiese por escrito la tercera parte del Secreto. Dicha carta dice así (Nota. Copiamos de la edición castellana de la biografía, Un camino bajo la mirada de María, 2016):

«Tuy, 9-01-1944

Excmo. y Rvdmo. Señor Obispo.

Como ya está llegando el día 15, le escribo ya, para que ahí llegue a tiempo [esta carta] con mis humildes felicitaciones y pobres oraciones: estoy preocupada con la salud de V. Excia. Rvdma. Dios quiera que esté mejor y que si no se agravan más los males, que el buen Dios se digne todavía atendernos por misericordia: Hace pocos días (voy a decirle esto, supongo que doy gusto a V. Excia. Rvdma.), tuve ocasión de pedir a Nuestra tan buena Madre del Cielo, salud y vida para V. Excia. Rvdma. y me respondió “vida sí, pero en el Cielo”. ¿Le gusta, Señor Obispo, la promesa? Yo quedé tan contenta; en el Cielo está nuestra dicha y nuestra felicidad eterna. Qué bueno, en el Cielo para siempre con Dios, en su amor y en su gracia. Ya escribí lo que me mandó; Dios quiso probarme un poco pero al final ésa era Su voluntad: está lacrado dentro de un sobre y éste dentro de los cuadernos, si V. Excia. quiere que lo envíe, lo entrego al primer portador de confianza que me aparezca por aquí, o si V. Excia. lo quiere mandar buscar a Valença [do Minho], yo voy allí a llevarlo, tengo recelo de enviarlo por correo por miedo de que se pierda.

Una vez más, mis sinceras felicitaciones y pido que se digne bendecirme.

Ínfima sierva de V. Excia. Rvdma.

María Lucía de Jesús R. S. D.»

El P. Alonso, por su parte, relata en su librito la efectiva entrega del «tercer Secreto» al Obispo de Fátima de esta forma:

«Ahora toda la dificultad consistió en encontrar la ocasión oportuna en que pudiera llegar [el texto del Secreto] a manos del Señor Obispo de Leiría con toda seguridad. Y esto exigió todavía algunos meses, hasta que, finalmente, el día 17 de Junio de 1944, llegan a la frontera de Valencia do Minho el Señor Obispo de Gurza, acompañado por otros, ignorantes de la misión que llevaba de parte del Señor Obispo de Leiría; y Lucía, que se acerca allí desde Tuy, [y] entrega el precioso documento. Esa misma tarde lo recibe Don José en su finca de Braga, “La Formigueira”, adonde se dirigieron los felices portadores de tan esperado documento. Éste está escrito en una hoja, metida dentro de un sobre, que a su vez ha sido lacrado. Más tarde fue metido por Don José en otro sobre mayor, también lacrado».

Hoy sabemos, por divulgación del Cardenal Bertone en ese programa de televisión italiana, que Sor Lucía introdujo la hoja con el texto de la visión en un pequeño sobre triplemente sellado, el cual la Vidente guardó a su vez dentro de un segundo sobre también triplemente sellado, el cual ella metió por último dentro de un tercer sobre más grande y abierto, que es el que le sería entregado al Obispo de Fátima. ¿Sor Lucía ya había hecho uso del segundo y tercer sobre antes de su carta al Obispo de fecha 9 de Enero, aunque no aparezcan explícitamente reflejados en la narración aportada por las Religiosas del Carmelo de Coímbra en su biografía de 2013? ¿O, por el contrario, Sor Lucía sólo utilizó un sobre antes de su carta de 9 de Enero (como así parece colegirse, a primera vista, de la lectura de la narración contenida en la biografía), y, por tanto, decidió hacer uso del segundo y tercer sobre en algún momento posterior entre dicha fecha y la efectiva entrega del Secreto el 17 de Junio? Ésta es otra cuestión que también podría, a lo mejor, quedar dilucidada con la próxima publicación anunciada de los documentos del Archivo del Carmelo de Coímbra.

Lo que sí resulta difícil de poder solucionar es esa patente incongruencia de que venimos hablando en relación al origen último de la determinación del año 1960 para la apertura del sobre del Secreto. No en uno, sino en dos sobres, la Hermana Lucía escribió claramente que esa fecha de 1960 provenía «por orden expresa de Nuestra Señora». ¿Cómo es, entonces, que, en el Coloquio habido con el Cardenal Bertone, éste notifica que la Vidente le dijo que la imposición de ese año provenía de ella misma y no de la Santísima Virgen?

Lo más extraño de todo es que al propio Cardenal Bertone, quien evidentemente tenía constancia de las palabras escritas por Sor Lucía en los sobres del Secreto, no parecía haberle impresionado en absoluto esta flagrante aparente incongruencia de la Vidente. En el año 2007, poco antes de su aparición en la televisión, el Cardenal publicó un libro-entrevista con el periodista italiano Giuseppe de Carli, titulado L´ultima veggente di Fatima, en el que, entre otras cosas, tocaba asuntos relacionados con la revelación del «tercer Secreto» en el 2000. A una pregunta del periodista sobre la fecha de 1960, el Cardenal respondía volviendo a recordar su conversación con Sor Lucía, aunque refiriendo una versión bastante distinta de la que aparecía en el documento del Coloquio. El intercambio habido entre los dos coautores es el siguiente (Nota mía. Copiamos de la edición castellana, La última vidente de Fátima. Mis conversaciones con Sor Lucía, 2007):

«[G. de Carli]. En el sobre de la Congregación [para la Doctrina de la Fe] estaba escrito “1960”. Había que abrirlo ese año. Y eso hizo Juan XXIII. Era la voluntad precisa de Sor Lucía.

[Cardenal Bertone]. Al acercarse la fecha, alguno pensaba que en aquel año debía ocurrir algo extraordinario. Le pregunté a Sor Lucía: “¿Fue la Virgen la que le sugirió esta fecha, la que le indicó un plazo tan preciso?”. Ella contestó: “Ha sido decisión mía porque consideraba que el año 1960 era una fecha lejanísima desde la redacción del ‘Secreto’ de 1944 y porque pensaba que yo ya habría muerto para entonces y que, por lo tanto, ya se habría eliminado el último obstáculo para la interpretación y divulgación del ‘Secreto’. La Virgen no me ha comunicado nada al respecto”».

[G. de Carli]. ¿Y entonces?

[Cardenal Bertone]. Las palabras de Sor Lucía ofrecen una explicación plausible, pero entiendo que no puede ser totalmente satisfactoria. El arco de tiempo que va desde el año 1944 al 1960, probablemente, marcaba para ella un horizonte remoto, un arco temporal suficientemente amplio para la comprensión del sentido de la visión. Era una fecha ficticia y Lucía lo ha confesado con un candor que desarmaba».

La impasibilidad del Cardenal ante esa aparente contradicción de Sor Lucía –entre lo que ella escribió en el sobre y lo que supuestamente dijo después a Bertone en el Coloquio– en torno al verdadero origen de la fecha de 1960, lo reflejaba todavía más en el programa de televisión en el que participó, sobre todo cuando el moderador del mismo le interrogó directamente acerca de esta cuestión. Bertone volvió a repetir más o menos la nueva versión que había estampado en su libro-entrevista. El intercambio que hubo entre el moderador y el Cardenal fue de este modo:

[Moderador]. Pero no, pero primero, disculpe Eminencia, usted dijo: “Sor Lucía dice que Nuestra Señora le dijo no antes del ´60”.

[Cardenal Bertone]. Sí.

[Moderador] Entonces, una prescripción de la, de la Virgen.

[Cardenal Bertone]. Sí, de la Virgen; pero yo pregunté: “¿Pero ha sido justamente la Virgen quien ordenó no abrir el sobre antes del ´60, o ha sido usted quien puso esta fecha? Y Sor Lucía me respondió literalmente así: “He sido yo quien puse esta fecha; la Señora no quería que se conociese el secreto”. Éste es un punto firme, ¿no? Aun si ella se decidió a escribirlo con el permiso de la Señora, luego se decidió a escribirlo y a consignarlo como secreto que no viniese publicado, ¿no? Pero dijo: “He sido yo porque pensaba que 1960 fuese un término suficiente para poder abrir entonces el sobre”; y dijo también: “Yo pensaba ya quizás estar muerta, y entonces debo estar más involucrada en el tercer secreto”. Éstas son las palabras que dijo Sor Lucía».

¿Qué solución le podemos dar a todo esto? Asumiendo la honestidad del Cardenal Bertone, quizá la clave para una posible respuesta se encuentre tanto en las limitadas capacidades lingüísticas del Cardenal como en la deficiente metodología utilizada para la entrevista con Sor Lucía, creando ambos puntos unas condiciones quizá poco idóneas para un entendimiento debidamente adecuado de las palabras de la Vidente o del verdadero sentido de las mismas.

En relación al primer punto, en el mencionado libro-entrevista, después de aseverar Bertone que la memoria de Sor Lucía «era absolutamente precisa», se produce el siguiente intercambio de pregunta y respuesta:

«[G. de Carli]. En su primer encuentro [con Sor Lucía el 27 de Abril de 2000] no estaba usted solo.

[Cardenal Bertone]. No. La primera vez estaba acompañado por el Obispo de Leiría-Fátima, Monseñor Serafim de Sousa Ferreira e Silva, que me ayudaba a entenderme con ella, porque hablábamos un poco en español y otro poco en portugués. En mi portugués y en mi español, claro está. El diálogo, sin embargo, era totalmente fluido y comprensible; además, tenía la garantía de un testigo, del preciso significado de las frases, de las preguntas y las respuestas».

En relación al segundo punto, conviene reproducir este otro diálogo entre el periodista y el purpurado procedente del mismo libro:

«[G. de Carli]. Cardenal Bertone, volvamos al 27 de Abril de 2000. ¿Usted se había preparado las preguntas, llevaba un cuaderno para tomar notas, una grabadora?

[Cardenal Bertone]. Pues fíjese, no llevé grabadora. Tomé apuntes, de los que luego extraje la síntesis del Coloquio que publicamos en el volumen [titulado El Mensaje de Fátima] editado y corregido por la Congregación para la Doctrina de la Fe. Las preguntas versaban, fundamentalmente, sobre la veracidad del texto de la tercera parte del “Secreto” de Fátima.

[G. de Carli]. ¿Y cuál era el texto?

[Cardenal Bertone]. El custodiado en el Archivo secreto del ex Santo Oficio. En este Archivo está todo el material concerniente a las Apariciones de Fátima, incluidas las Memorias, los manuscritos de Sor Lucía, y el famoso sobre abierto. El sobre que ya ha sido abierto por tres Papas».

Es posible que esta aparente incongruencia en Sor Lucía sobre la verdadera fuente prescriptora del año 1960, pudiera resolverse analizando esos apuntes escritos que dice el Cardenal Bertone que tomó durante su entrevista con la Hermana Lucía, si es que algún día son publicados. Tan claramente aparece expresado el origen celeste de esa fecha en los sobres de Sor Lucía (confirmado, a su vez, por el pasaje de su diario espiritual impreso en la biografía de 2013, y que vimos en nuestro artículo anterior), que la explicación más razonable para salir del impasse es la de suponer un error humano de parte del Cardenal Bertone en todo este asunto. En nuestra humilde opinión, y a la vista y comparación de los datos actualmente disponibles, nos parece la solución más sensata a día de hoy.

Aceptado como algo probado e incuestionable la procedencia sobrenatural de la disposición de la fecha de 1960, podría uno todavía preguntarse sobre las razones específicas del Cielo para la fijación de la misma; si esas razones fueron efectivamente comunicadas a la Vidente; y, en caso de haberlas recibido, si ella las puso por escrito en algunos de sus documentos escritos. Como venimos repitiendo siempre a lo largo de esta serie de artículos, son interrogantes que sólo podrían, a lo mejor, ser despejados con la progresiva difusión de todos los papeles sobre Fátima en general, y de Sor Lucía en particular, conservados en los respectivos Archivos que los albergan.

Actualmente, en relación con las anteriores preguntas que acabamos de formular, merece especial mención una carta que la Religiosa carmelita envió al Papa Pio XII, datada el 6 de Junio de 1958 (apenas cuatro meses antes del fallecimiento del Pontífice). Se la puede encontrar (al menos una buena parte de ella) en la biografía de 2013, y se lee como sigue:

«Santísimo Padre:

Con el mayor respeto y veneración por la persona Augusta de Vuestra Santidad y bajo el conocimiento y dirección de Su Excia. Rvdma. el Sr. Nuncio Apostólico y el Sr. Arzobispo Obispo de Coímbra, vengo a exponerle lo que juzgo ser la voluntad de Dios.

Es del conocimiento de Vuestra Santidad la existencia del llamado Secreto de Fátima, cerrado en sobre lacrado que podrá ser abierto después del inicio del año 60. Aunque no pueda decir el texto ahí contenido, porque el tiempo se aproxima debo decir que en la era de los 60 el comunismo alcanzará el punto máximo, el cual puede ser disminuido en cuanto a la intensidad y duración, y que debe ser seguido por el triunfo del Inmaculado Corazón de María y el Reinado de Cristo.

Para conseguir este fin, quiere Dios que se intensifiquen todos los trabajos apostólicos, además de los cuales quiere que se haga oír en el mundo, como el eco de la Suya, mi voz, exponiendo lo que fue y lo que es el Mensaje de Fátima en relación a Dios y a las almas, al tiempo y a la eternidad, a fin de aclarar los espíritus sobre el camino de la vida cristiana que deben seguir y los errores de los cuales se deben alejar, para que no se dejen engañar por falsas doctrinas».

Para cumplir con la finalidad expuesta en el último párrafo de la anterior epístola, Sor Lucía fue elaborando, a lo largo de muchos años, un libro que conseguiría publicar finalmente en el año 2000 bajo el título de Llamadas del Mensaje de Fátima. En él se recoge lo esencial de dicho Mensaje, pero existen muchos otros escritos que forman parte de la bibliografía todavía inédita de la principal Vidente y que pueden servir de inapreciable complemento para una mejor comprensión de todos los detalles y aspectos relacionados con Fátima, algunos de los cuales hemos tocado sumariamente a lo largo de esta serie.

En todo caso, lo principal siguen siendo los urgentes llamamientos que el Cielo realiza a todos los hombres en general (conversión, penitencia, rezo del Santo Rosario y Devoción de la Comunión Reparadora de los Cinco Primeros Sábados), y a los Sumos Pontífices en especial (Consagración de solo Rusia, con la unión obligada de todos los Obispos del mundo en sus respectivas Diócesis, al Inmaculado Corazón de María; Aprobación oficial para toda la Iglesia de la Devoción de la Comunión Reparadora).

Félix M.ª Martín Antoniano

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