El Cardenal Sarah en la Universidad La Salle de Méjico

TODAVÍA LE FALTA AL CARDENAL SARAH, COMO A MUCHOS OTROS PRÍNCIPES DE LA IGLESIA, EL CRUZAR EL RUBICÓN

A finales de junio de 2023 los católicos mejicanos recibieron la vi­sita del cardenal Roberto Sarah, prefecto emérito de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos desde 2021. La visita del purpurado de origen guineano tenía como principal objetivo su participación como orador en el Curso Internacional de Actualiza­ción Teológica, promovido por la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, asociación sacerdotal del Opus Dei. Ya desde esta invita­ción se puede entender la esfera conservadora por la que el cardenal Roberto Sarah transita.

El 26 de junio de 2023 ofreció una conferencia privada en la Uni­versidad La Salle de Ciudad de Méjico con el título: Testigos de la ver­dad en un mundo de crisis. La exposición inició con la afirmación por parte del cardenal sobre la existencia de una crisis en el mundo, pero no afirmaba de qué era la crisis en un primer momento.

El cardenal dejó en claro que en la actualidad las ideologías de mo­da imperan en la sociedad bajo la ambigüedad y el individualismo, tan­to dentro como fuera de la Iglesia: «Este individualismo, al centrar al hombre en sí mismo, lo lleva por un camino vacío, donde no logra en­contrar sentido a su vida».

A lo cual surgieron las dudas y preguntas entre los asistentes, ¿Qué se debe hacer ante esto? ¿Qué hace un católico ante estos tiempos?

La respuesta del purpurado guineano fue sencilla: «Ante esta cri­sis, es importante recordar que no hay salvación fuera de Cristo, que es el camino y el Salvador».

Para poder seguir a Nuestro Señor Jesucristo, el cardenal Sarah mencionó la necesidad de volver a la oración, ser constantes y discipli­nados, pues en palabras del propio purpurado se dijo la manera en que la falta de oración ha afectado a la Iglesia: «Un ejemplo de cómo ha a­fectado a la Iglesia la falta de oración se puede encontrar en la regla de vida de los sacerdotes, que antes del Concilio Vaticano II debían rezar las 7 horas de la Liturgia de las horas; luego del CVII, se redujo esta exigencia a sólo una hora a medio día… las consecuencias se dejan ver en más de un sacerdote».

Afirmó que las máximas materiales de la sociedad moderna aleja a las almas de la salvación por medio de la idolatría, y que ese hecho no era nada nuevo, antes era por medio de los dioses de piedra y hoy me­diante: «la democracia o los derechos humanos».

Para finalizar, durante la sección de preguntas el cardenal Roberto Sarah tuvo un poco más de claridad y no encontró más opción que con­firmar que la crisis propia del mundo no tiene otro origen que: «la cri­sis de Fe por la que atraviesa la Iglesia».

Cabe mencionar que el cardenal Roberto Sarah desde su testimo­nio entiende la crisis de Fe que atraviesa la Iglesia, sin embargo, ese en­tendimiento parte de la noción conservadora de la crisis, y no la de un tradicionalista. El purpurado guineano por ahora busca moderar la revolución con novus ordos «bien celebrados», creyendo que con eso algo bueno se puede conservar de la misma.

Todavía le falta al cardenal Sarah, como a muchos otros príncipes de la Iglesia, el cruzar el Rubicón, en donde en estos tiempos de crisis uno decide si reinstaurar todas las cosas en Cristo o no. Si se vive y se muere por la Tradición, como hiciera aquel arzobispo francés que abra­zado a la Cruz de Nuestro Señor prefirió la fidelidad a Cristo Rey y la Santa Misa, que la complacencia de los modernistas y sus nuevos ritos.

Mediante estos comentarios no se busca actuar sin caridad para con nuestros cardenales, obispos y sacerdotes, tengamos presente en nuestra humilde oración su conversión y la misericordia de Dios para con nosotros.

Pidamos que Nuestra Señora y su Inmaculado Corazón otorgue a estos cardenales, obispos y sacerdotes la valentía de luchar por Cristo Rey y dar el paso decisivo en la defensa de la Santa Tradición.

J. Junco, Círculo Tradicionalista Celedonio de Jarauta

 

 

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