Errores doctrinales de la falange boliviana (I)

Óscar Únzaga con los camisas blancas de la falange

Cuando tenemos las herramientas necesarias para lograr una recta interpretación de la realidad, puede ser muy útil estudiar las ideologías y exponer sus falsedades. Particularmente, los nacionalismos tienen diferentes matices con elementos que vale la pena analizar para cuidarnos de admitirlos como sanos.

En el caso de Bolivia, el mayor exponente de la corriente denominada «Tercera Posición» es la falange, a la que ya hemos abordado anteriormente aquí y aquí. Ahora vamos a tratar de identificar los principales apriorismos de esta ideología.

Tomaremos como fuente el libro Hacia la revolución integral: una interpretación del pensamiento político de Falange Socialista Boliviana (FSB), escrito por Rodolfo Surcou Macedo y publicado en 1961. Vale la pena aclarar que esto se hará sin intención de juzgar las conciencias o desacreditar a quienes de buena fe crean o hayan creído en ese proyecto político, pero sí para intentar refutar doctrinas erróneas en honor a la verdad.

La falange boliviana asume una posición antimarxista y antiliberal, lo cual, en principio, es correcto. El problema es que se opone solo al liberalismo económico y al socialismo marxista, pero admite cierto liberalismo filosófico y un socialismo que podríamos llamar «heterodoxo».

Con justicia, eso sí, rechaza la crematística, pues considera que «las leyes económicas no son leyes físicas, sino que, por su esencia, son leyes que basadas en la moral, accionan permanentemente en un sentido de justicia social». Asimismo, a diferencia del contractualismo rousseauniano, FSB asume que la vida en comunidad es una exigencia natural y que ayuda al hombre a sobrevivir.

Ahora bien, el partido sostiene que la posición ideal con respecto a la concepción del Estado es una síntesis del liberalismo y el totalitarismo, es decir, el Estado como servil a fines particulares y, por otro lado, como fin en sí mismo hasta anular las libertades. Tal posición es ya muy reveladora, porque evidencia una perspectiva hegeliana de la filosofía política: tesis, antítesis y síntesis.

Eso es en esencia lo que denuncia el profesor Claudio Mayeregger en su 6ª clase del curso La Verdad católica frente al liberalismo y al socialismo. Acerca de la Tercera Posición, él señala: «Se entiende como una especie de punto intermedio o de mezcla entre doctrinas liberales y doctrinas socialistas, y eso no es más que un poco de liberalismo y un poco de socialismo; nunca la Doctrina Social de la Iglesia».

Por otro lado, la falange se denomina socialista porque no acepta que los marxistas merezcan tomar el crédito por haber creado el socialismo. Así, FSB propone un socialismo centrado en la «solidaridad humana» para conformar una sociedad nueva, apelando a la historia y a los fenómenos de la colectividad. Desde ya, aquí se advierten matices personalistas e historicistas.

Particularmente, acerca de la historia,  la falange asume: «El orden mundial del medioevo, que dirigía los pensamientos del hombre, se limitaba a orientar su actividad hacia la conquista de la vida ultraterrena». Esto implica un rechazo a la restauración de la Cristiandad, tal cual sostenía Maritain en su etapa demoliberal.

El partido también considera que la Revolución Francesa fue una revolución burguesa, y esto lo hace coincidir con cierta corriente marxista, que admite la necesidad de la Revolución, pero que rechaza la Revolución ya hecha. Además, para la falange, con el nacimiento del Estado moderno se sistematizan los conocimientos del derecho natural sostenidos por Santo Tomás de Aquino. Nuevamente, aquí se nos revela una perspectiva historicista, además de un falso tomismo o tomismo heterodoxo.

Estamos, pues, ante una doctrina que se autopercibe como tomista y que aboga por una hegeliana Tercera Posición. Y para rematar, asume la posibilidad de un socialismo sin Marx, tomando la bandera de la justicia social según la democracia cristiana. A todas luces, esta perspectiva es problemática y acepta algunos apriorismos fundamentales de la Modernidad revolucionaria; pronto profundizaremos un poco más en esto.

(Continuará)

E. Zúñiga, Círculo Tradicionalista San Juan Bautista.