La fiesta de «Zanpantzar»

Se celebra en las localidades navarras de Ituren y Zubieta

Los «joaldunak» avanzan haciendo sonar los dos cencerros

El tiempo de las fiestas de Navidad y Epifanía va quedando atrás –hace unos días se bailó en honor a San Sebastián en Cangas de Morrazo— pero antes de concluir enero, quien tenga ocasión, hará bien en asistir el último lunes y martes de este mes a la fiesta de Zanpantzar, preludio de los carnavales que llegarán en febrero. Se celebra en las localidades navarras de Ituren y Zubieta o, más concretamente, el lunes es de Ituren a Zubieta y el martes será desde Zubieta a Ituren. 

Durante siglos los jóvenes de ambos pueblos se han visitado vestidos con chalecos de pieles de oveja colocados encima de unas enaguas blancas y con gorros cónicos rematados desde la punta con cintas de varios colores. A la espalda llevan dos cencerros que tienen que hacer sonar constantemente durante todo el recorrido. Hay que esto entraña una cierta dificultad, ya que no son ligeros en absoluto, pues pesan en torno a 10 kilos, por eso, para que no hagan heridas, es preciso sujetarlos bien a la cintura con fuertes sogas e incluso poner unas almohadillas para evitar las llagas. Antiguamente la tarea de sujetar los cencerros era tan importante que se hacía una única vez y sus portadores, los joaldunak, tenían que llevarlos puestos los dos días que duraba la fiesta. 

Entre los dos joaldunak, el ziripot

El nombre de Zanpantzar derivaría del francés Saint Pansard, algo así como «San Panzudo» y la fiesta comienza cuando se reúnen los jóvenes de Ituren, ataviados para la celebración, iniciando en fila de a dos, su recorrido hasta Zubieta. En la mano llevan un látigo o una especie de hisopo hecho con crines de caballo, que van agitando en el aire. A la cabeza de la comitiva, uno de los joaldun lleva un cuerno que hace sonar de forma intermitente cuando no marca con sus gritos el ritmo de los otros joaldunak. Es todo un espectáculo verlos atravesar los campos. Al final de su recorrido los acompañan otros personajes, como el ziripot o el zaldillo, que días más tarde aparecerán en otras localidades navarras durante el Carnaval. Es conveniente que el público que asista se aparte al paso de esos personajes, porque en ocasiones arrojan serrín, harina o algún otro elemento semejante.

Y mientras dura la fiesta, la principal comida de los joaldunak es caldo y trozos de gallina, para tener energía y poder seguir el fuerte ritmo que impide enmudecer a los cencerros. La gran comida de fin de fiesta con los mejores platos de la gastronomía local tendrá lugar al finalizar, en alguna de las antiguas casonas de piedra típicas de Navarra.

Ana Herrero, Margaritas Hispánicas

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